Al estudiar la historia de la aviación sorprende el vertiginoso
avance experimentado por este medio de transporte. Después del primer vuelo
totalmente controlado de un aparato más pesado que el aire (diciembre del año 1903),
en sólo algunas décadas, se pasó de endebles aparatos construidos con
estructuras de madera y alambres, a sólidas aeronaves metálicas capaces de
transportar grandes cargas, desplazarse a altas velocidades, y cruzar en sólo
horas continentes y océanos.
En los inicios de la aviación, cuando aún no se conocían en
profundidad las leyes físicas que permitían el vuelo, y los avances se lograban
mediante el expediente de la “prueba y error”, aparecían propuestas de
aeronaves estrafalarias, que no solo no podían volar, sino que muchas veces en
el intento de hacerlo, llevaban a la muerte a sus constructores.
Sin embargo, al terminar la Primera Guerra Mundial (1918), ya la
ciencia de la aerodinámica estaba firmemente establecida, y a partir de
entonces, aunque los diseños específicos podían variar, la estructura básica de
cualquier aeronave debía ceñirse a patrones claramente establecidos, y por
supuesto que debían ser construidos con materiales sólidos y resistentes.
Idea novedosa
Pero la inventiva humana no tiene límites, y con frecuencia se conoce
de propuestas curiosas que rompen con los modelos tradicionales, no solo en lo
referido al diseño, sino también a los materiales empleados. Una de esas
propuestas innovadoras fue un avión inflable denominado “inflatoplane”,
diseñado en los años 50 del siglo pasado por le empresa Good Year,
conocida por los neumáticos, pero que también ha tenido una importante
trayectoria en la industria aeronáutica, principalmente como fabricante de Dirigibles,
Como lo indica su nombre “Inflatoplane”, se trataba de un avión inflable,
construido en caucho, el cual se empacaba (en una caja), y el piloto,
utilizando un compresor portátil, lo podía inflar en pocos minutos, de la misma
forma como se hace con un bote inflable.
El diseño tuvo su génesis en el ámbito militar, y surgió ante la
necesidad del ejército de EEUU de disponer de un medio aéreo fácilmente
desplegable, y que permitiera a las unidades de infantería poder realizar
misiones de observación cercana. También se pensó en otros usos, como por
ejemplo arrojarlo desde el aire, en paracaídas, para permitir el rescate de
pilotos derribados en territorio enemigo.
Estructura de la aeronave
El que se tratara de un avión inflable, no significaba que fuese
una especie de globo con forma de aeronave. El fabricante Good Year,
aprovechando su amplia experiencia en la fabricación de Dirigibles, construyó las
alas y el empenaje con una tela engomada conformada por dos capas de nylon,
unidas por filamentos que al inflarse se tensaban, dando forma y rigidez a las
superficies de sustentación y control.
Para el fuselaje se utilizaban paneles de madera plegables y
tela engomada de aviación, todo unido por cables que aseguraban la forma y
solidez del conjunto.
Atravesando la parte centran de la aeronave, en sentido
vertical, había un tubo de acero que, junto con servir de punto de sujeción a
toda la estructura de cables que sostenía al avión, permitía en el extremo
superior, montar el pequeño motor que propulsaba a la aeronave.
Se construyeron prototipos de dos modelos. El primero era
monoplaza (con capacidad para un tripulante), estaba provisto de un motor de 40
caballos que le permitía una velocidad máxima de 116 km/h y una autonomía de
630 km, con un estanque de 76 litros.
También se diseñó un modelo biplaza (para dos tripulantes), el
cual estaba provisto de un motor de 60 caballos, el cual podía alcanzar una
velocidad máxima de 113 km/h con un alcance de 443 km. Su techo de vuelo era de
10.000 pies (3.048 metros)
Sus requerimientos de pista para los despegues y aterrizajes
eran muy reducidos. Para decolar le bastaban poco más de 76 metros y aterrizaba
en una longitud de 100 metros. Sus prestaciones eran muy similares a la de los
actuales aviones ultraligeros.
Utilización efectiva.
Aunque el proyecto en principio se veía atractivo, en la
práctica finalmente no prospero. A pesar de sus diseño ligero y portátil,
presentaba severas limitaciones operacionales y también de seguridad: su
estructura de goma inflable era vulnerable a daños por balas, objetos punzantes
o condiciones climáticas adversas. Incluso un piloto falleció durante el
período de pruebas cuando su aeronave colapso al romperse un cable estructural.
Además, su desempeño operacional era
modesto, con prestaciones reducidas en velocidad, altitud y autonomía.
Debido a todos estos factores el interés militar en el proyecto disminuyó.
También contribuyó a este desinterés el que surgieran helicópteros más eficaces
para misiones de rescate de pilotos derribados, además del advenimiento de los
satélites para las tareas de observación. El proyecto se canceló
definitivamente en el año 1973, pero como recordatorio de este innovador diseño
aeronáutico, se pueden ver los prototipos que sobrevivieron en algunos museos
de aviación de EEUU.
Video del Avión Inflable GoodYear


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