21 de diciembre de 2025

Un avión inflable



Por Hugo Jara Goldenberg

Al estudiar la historia de la aviación sorprende el vertiginoso avance experimentado por este medio de transporte. Después del primer vuelo totalmente controlado de un aparato más pesado que el aire (diciembre del año 1903), en sólo algunas décadas, se pasó de endebles aparatos construidos con estructuras de madera y alambres, a sólidas aeronaves metálicas capaces de transportar grandes cargas, desplazarse a altas velocidades, y cruzar en sólo horas continentes y océanos.

En los inicios de la aviación, cuando aún no se conocían en profundidad las leyes físicas que permitían el vuelo, y los avances se lograban mediante el expediente de la “prueba y error”, aparecían propuestas de aeronaves estrafalarias, que no solo no podían volar, sino que muchas veces en el intento de hacerlo, llevaban a la muerte a sus constructores.

Sin embargo, al terminar la Primera Guerra Mundial (1918), ya la ciencia de la aerodinámica estaba firmemente establecida, y a partir de entonces, aunque los diseños específicos podían variar, la estructura básica de cualquier aeronave debía ceñirse a patrones claramente establecidos, y por supuesto que debían ser construidos con materiales sólidos y resistentes.

Idea novedosa

Pero la inventiva humana no tiene límites, y con frecuencia se conoce de propuestas curiosas que rompen con los modelos tradicionales, no solo en lo referido al diseño, sino también a los materiales empleados. Una de esas propuestas innovadoras fue un avión inflable denominado “inflatoplane”, diseñado en los años 50 del siglo pasado por le empresa Good Year, conocida por los neumáticos, pero que también ha tenido una importante trayectoria en la industria aeronáutica, principalmente como fabricante de DirigiblesAunque es necesario aclarar que la idea no era totalmente original, ya que en los años 30 se habían hecho intentos por construir una aeronave inflable, pero sin éxito.

Como lo indica su nombre “Inflatoplane”, se trataba de un avión inflable, construido en caucho, el cual se empacaba (en una caja), y el piloto, utilizando un compresor portátil, lo podía inflar en pocos minutos, de la misma forma como se hace con un bote inflable.

El diseño tuvo su génesis en el ámbito militar, y surgió ante la necesidad del ejército de EEUU de disponer de un medio aéreo fácilmente desplegable, y que permitiera a las unidades de infantería poder realizar misiones de observación cercana. También se pensó en otros usos, como por ejemplo arrojarlo desde el aire, en paracaídas, para permitir el rescate de pilotos derribados en territorio enemigo.

 

Estructura de la aeronave

El que se tratara de un avión inflable, no significaba que fuese una especie de globo con forma de aeronave. El fabricante Good Year, aprovechando su amplia experiencia en la fabricación de Dirigibles, construyó las alas y el empenaje con una tela engomada conformada por dos capas de nylon, unidas por filamentos que al inflarse se tensaban, dando forma y rigidez a las superficies de sustentación y control.

Para el fuselaje se utilizaban paneles de madera plegables y tela engomada de aviación, todo unido por cables que aseguraban la forma y solidez del conjunto.

Atravesando la parte centran de la aeronave, en sentido vertical, había un tubo de acero que, junto con servir de punto de sujeción a toda la estructura de cables que sostenía al avión, permitía en el extremo superior, montar el pequeño motor que propulsaba a la aeronave.

Se construyeron prototipos de dos modelos. El primero era monoplaza (con capacidad para un tripulante), estaba provisto de un motor de 40 caballos que le permitía una velocidad máxima de 116 km/h y una autonomía de 630 km, con un estanque de 76 litros.

También se diseñó un modelo biplaza (para dos tripulantes), el cual estaba provisto de un motor de 60 caballos, el cual podía alcanzar una velocidad máxima de 113 km/h con un alcance de 443 km. Su techo de vuelo era de 10.000 pies (3.048 metros)

Sus requerimientos de pista para los despegues y aterrizajes eran muy reducidos. Para decolar le bastaban poco más de 76 metros y aterrizaba en una longitud de 100 metros. Sus prestaciones eran muy similares a la de los actuales aviones ultraligeros.

 

Utilización efectiva.

Aunque el proyecto en principio se veía atractivo, en la práctica finalmente no prospero. A pesar de sus diseño ligero y portátil, presentaba severas limitaciones operacionales y también de seguridad: su estructura de goma inflable era vulnerable a daños por balas, objetos punzantes o condiciones climáticas adversas. Incluso un piloto falleció durante el período de pruebas cuando su aeronave colapso al romperse un cable estructural.  Además, su desempeño operacional era modesto, con prestaciones reducidas en velocidad, altitud y autonomía.

Debido a todos estos factores el interés militar en el proyecto disminuyó. También contribuyó a este desinterés el que surgieran helicópteros más eficaces para misiones de rescate de pilotos derribados, además del advenimiento de los satélites para las tareas de observación. El proyecto se canceló definitivamente en el año 1973, pero como recordatorio de este innovador diseño aeronáutico, se pueden ver los prototipos que sobrevivieron en algunos museos de aviación de EEUU.


Video del Avión Inflable GoodYear


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