11 de agosto de 2006

Algo más que bonito, sublime o bueno (28 agosto 2005)

En “Historia de la belleza”, el novelista e intelectual italiano Umberto Eco reflexiona extensamente sobre el concepto de lo hermoso en la cultura occidental. Como es natural, el resultado es tan fascinante como ambiguo.

Por Hugo Jara Goldenberg


Publicado en el diario El Sur, el 28 de agosto de 2005.

Hay ideas o conceptos que utilizamos habitualmente, pero que por el grado de abstracción o de subjetividad del fenómeno que representan, es muy difícil dar con una definición exacta. O en algunos casos ésta no existe, a pesar que intuitivamente creemos saberlo. Ejemplos hay muchos, entre otros basta mencionar a la belleza. ¿Es equivalente a “bonito”, “sublime” o “bueno”, o es algo más?. ¿Es la belleza un atributo exclusivo del arte o es propio de la naturaleza, o puede ser de ambos, indistintamente?. ¿Su percepción es una experiencia sensorial o espiritual?. ¿Es intrínseco al objeto que se observa o depende del observador?. ¿Cómo ha sido la percepción que ha tenido la humanidad de este concepto a través de los siglos?. A estas interrogantes, y muchas otras, es que intenta responder el libro “Historia de la belleza”, a cargo del conocido escritor Umberto Eco.

Se trata de una pieza magnífica, ilustrada con reproducciones de obras de arte de todas las épocas, y con textos que en su gran mayoría corresponden a fragmentos de obras clásicas, de autores de todos los tiempos, relacionadas con el concepto de belleza. En la introducción, el autor deja claro que el libro no es una historia del arte, y ante la pregunta de ¿por qué, esta Historia de la belleza sólo está documentada con obras de arte?, nos responde que se debe a que han sido los artistas, poetas y novelistas quienes han explicado a través de los siglos qué era en su opinión lo bello y nos han dejado ejemplos de ello.

Anhelo y propósito

El libro trata fundamentalmente, de la historia de la belleza en occidente, y como tal el viaje se inicia en la Grecia clásica y su ideal estético, destacando lo apolíneo y lo dionisíaco, así como también el estudio de la proporción y la armonía, los misterios del número pitagórico y la música de las esferas. A continuación nos desplazamos por la luz y el color en la Edad Media y la belleza de los monstruos, que nos permite entender cómo la fealdad es a veces condicionante para definir lo bello. La belleza mágica de los siglos XV y XVI nos pasea por el Renacimiento, y desde ahí avanzamos por el barroco, por la época de la razón hasta desembocar en la belleza romántica, destacando que en todas las épocas la búsqueda de la belleza ha sido un anhelo, y a la vez un propósito.

Asociado a los tiempos modernos son destacables los capítulos dedicados a las máquinas, ¿es bella la máquina?. Las formas abstractas y la profundidad de la materia son puestas de manifiesto con las imágenes embriagadoras que surgen de la geometría fractal, una manera de ver el infinito con el ojo de la mente. Por último la belleza inmersa en las tecnologías multimediales del siglo XXI nos muestra cómo lo bello también puede subyacer en nuestra sociedad de consumo.

Este libro nos permite comprender que la belleza es un concepto vivo, que cambia permanentemente, y que en todos los ámbitos del quehacer humano quedan testimonios de su evolución a través del tiempo. Al contar su historia, también evocamos la historia de la humanidad, y es que la belleza y la estética son componentes inseparables de la naturaleza humana.

Esta obra es la materialización escrita, con algunas modificaciones, del proyecto multimedia en CD-Rom “Bellezza, Storia di un’idea dell’occidente”, a cargo de Umberto Eco. El libro está estructurado en diecisiete capítulos, de los cuales Humberto Eco escribió algo más de la mitad. El co-autor, responsable de casi el cincuenta por ciento de la obra, es Girolamo Michele, a quien se menciona solo tangencialmente en el apartado de los créditos de la obra, generando una situación curiosa e injusta, que obedece a estrategias de marketing, ya que muchas veces los editores prefieren apostar sobre seguro, confiando el éxito de una obra al prestigio de un autor famoso.
(Editorial Lumen, 2004)

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