10 de diciembre de 2006

El niño de Estambul (10 diciembre 2006)

Pocas ciudades del mundo resultan ser tan exóticas y exuberantes como la antigua Constantinopla. Ubicada en un punto estratégico del mapa geopolítico, ha sido protagonista de muchos de los hechos y conflictos que han marcado la historia de la humanidad.

Por Hugo Jara Goldenberg

Publicado en el diario El Sur, el 10 de diciembre de 2006.

Por su ubicación privilegiada, se suele considerar a la ciudad del Bósforo, como una urbe que es más que el puente que une a Europa con Asia, es en definitiva el nexo que comunica a Occidente con Oriente. Fundada por lo griegos como Bizancio, a partir del siglo IV d.C. fue rebautizada como Constantinopla y se transformó en la capital del Imperio Romano de Oriente. Cuando éste cayó, en el año 1453, la ciudad pasó a dominio turco y tomó el nombre de Estambul. La tolerancia de los sultanes permitió el establecimiento de comunidades étnicas de los más diversos orígenes. Barrios griegos, armenios, y judíos, entre muchos otros, daban a la ciudad un aspecto multirracial.

De entre todas estas comunidades se destacaban los sefardíes, que era un pueblo de ascendencia hebrea, procedente de la península hispánica, desde donde fueron deportados a fines del siglo XV. Cuando los Reyes Católicos completaron la reconquista, junto con expulsar a los moros, obligaron a los judíos a tomar una dramática decisión: convertirse al catolicismo o bien abandonar los territorios en los cuales habían vivido durante centurias. En ese contexto decenas de miles de sefardíes fueron forzados a emigrar, encontrando muchos de ellos refugio en el Imperio Otomano.

Utilizando como escenario a la milenaria ciudad de Estambul y de protagonista a este esforzado pueblo de origen hebreo, la escritora francesa Caroline Bongrand ha publicado “El niño de Estambul” (Editorial El Ateneo, 2006). Se trata de una novela histórica, cuya trama se desarrolla en pleno siglo XVII, cuando esta ciudad, bajo dominio otomano, atraviesa por un período diferente al que vive Europa. Mientras el viejo continente se encuentra transitando a paso firme hacia los tiempos modernos, la antigua ciudad ha perdido el protagonismo que antaño tuvo en el desarrollo de las ciencias y las artes. Aunque se encuentra bajo el control de un pueblo musulmán, la ciudad no abandona su sello cosmopolita y todos los grupos étnicos tienen un espacio para desarrollarse. El Sultán aprecia los servicios que el pueblo judío presta al Imperio. Miembros de esa comunidad cumplen importantes funciones en el gobierno, la medicina, el comercio y las artes.

Contexto histórico

Estamos en el año 1661 y acaba de nacer el hijo de un importante personaje griego ortodoxo. El primogénito de la familia Nikolaios es esperado con el anhelo propio de un joven matrimonio. Sin embargo un supuesto defecto físico de nacimiento altera los planes del ilusionado padre. Aunque el ambiente intercultural de la ciudad de Estambul propicia la tolerancia religiosa, no es suficiente para aplacar milenarios resentimientos de odio y rencor. Así, en una actitud incomprensible, el hasta hace unos minutos orgulloso progenitor, decide deshacerse de su hijo. Ordena a una sirvienta que lo abandone en un lugar lejano. Rechazado una y otra vez por su aparente origen étnico, el recién nacido finalmente es aceptado en el lugar que le corresponde: una sinagoga. Bautizado como Antilogus, es adoptado por un matrimonio de judíos sefardíes sin hijos.

Así comienza una historia que nos permitirá acompañar al pequeño, que al fin puede crecer al cuidado de una familia, la que no escatima esfuerzos en entregarle cariño y las máximas comodidades. Pero como en toda novela, que intenta ser un reflejo fiel de la realidad, a las situaciones ideales se le suceden acontecimientos trágicos que entretejen un relato cautivante que llevarán al protagonista a aventuras extremas. Antilogus volcará todos sus esfuerzos en la búsqueda de riquezas para retribuir el cariño y amor recibido del pueblo que lo adoptó.

Lo atractivo del libro es que, aunque se trata de una obra de ficción, la trama se desarrolla en un contexto histórico real. A través de una lectura subyugante podremos conocer un período relevante de la historia de la humanidad y acceder a detalles que revelan aspectos importantes de la vida de este pueblo semita de origen español, muchos de cuyos descendientes se establecieron también en nuestro país. Y aunque para muchos sea una sorpresa, apellidos tan comunes entre nosotros, como Pérez, Agüero, Castro, entre tantos otros, tienen sus raíces en ese pueblo milenario.

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