1 de septiembre de 2006

De la furia de los hombres del norte..... (8 enero 2006)

Numerosos mitos impiden un acercamiento más racional a la historia de los vikingos, temidos hombres de mar que ejercieron su influencia por toda Europa y parte de Asia. Incluso estuvieron en América muchos siglos antes que Colón.

Por Hugo Jara Goldenberg

Publicado en el diario El Sur, el 8 de enero de 2006.

El pueblo vikingo fue uno de los más temidos de la historia. Habitaron el norte de Europa, específicamente la región que ahora conocemos como Escandinavia. Bastaba con mencionar su nombre para que el pánico y la desesperación se apoderaran de los habitantes de los territorios que tenían la desdicha de sufrir sus ataques. Era tal el terror que despertaban en la población europea, que en los ritos religiosos del siglo VIII d.c. se incluyó la plagaría: “de la furia de los hombres del norte, libéranos Señor”.

Pero ¿quiénes fueron realmente estos guerreros nórdicos, a los cuales evocamos como un pueblo bárbaro y sanguinario?. ¿Fueron tan perversos como los recuerda la historia? O, como sucede a menudo, hay una versión alternativa que los muestra como a cualquier sociedad humana, que fue capaz de desarrollar una cultura que contraponía a su faceta violenta una elaborada cosmovisión que incluía excelsas manifestaciones del intelecto y del espíritu?

Intentando contestar a estas interrogantes se nos presenta el libro “Breve historia de los vikingos” del autor Manuel Velasco, un escritor, periodista y fotógrafo español, quien es reconocido como un importante divulgador de la historia y cultura de este pueblo de navegantes.

La obra está escrita en un tono divulgativo, asequible a todo público, pero presentada con todo el rigor de una obra de investigación histórica. En la primera parte del libro podemos seguir en un relato cronológico que se extiende por tres siglos, el devenir de una familia danesa. A través de la historia del clan Thorseinn nos enteraremos de detalles curiosos de su vida y costumbres, que van a significar echar por tierra a más de algún mito, como el que usaran cuernos en sus cascos o el que fueran un pueblo exclusivamente guerrero, en circunstancias que su vida cotidiana giraba en torno a la agricultura, la pesca, la artesanía y el comercio.

Homenaje de la Nasa

El origen de la palabra vikingo no está claro, pero lo que sí se sabe es que los europeos del sur no los conocían por ese nombre, y ellos mismos utilizaban la denominación de “vikingo”, no para indicar su nacionalidad, sino para identificar a aquellos que emprendían viajes de exploración, colonización o saqueo. Después de un período de auge de su sociedad, a fines del siglo VIII d.c. entraron en un período de crisis provocado por un crecimiento demográfico desmedido y también por la rigurosidad del clima, que no permitía una actividad agrícola suficiente para alimentar a esa mayor población.

Estas circunstancias los obligaron a mirar hacia ultramar, y como una forma de alivianar la presión interna muchos grupos empezaron a emigrar en busca de tierras de cultivo y también de riquezas, las cuales se podían obtener gracias al comercio o al saqueo. Quienes optaron por la colonización emprendieron viajes de descubrimiento que los llevaron a ocupar Islandia, Groenlandia, e incluso llegaron a América 500 años antes que Cristóbal Colón, existiendo evidencia arqueológica de ocupación vikinga en Norteamérica. Otro grupo de escandinavos se dedicó al comercio y exploraron rutas fluviales interiores desde el Báltico hasta los mares Negro y Caspio, alcanzando hasta Bizancio y Bagdad, estableciendo de esta forma una ruta comercial que se extendía desde el norte de Europa hasta el lejano oriente.

La influencia de estos escandinavos mercaderes fue tan importante en esa región, que asumieron tareas de gobierno y establecieron las bases del primer estado ruso. Por último estaban aquellos vikingos que se dedicaron a la piratería, que asolaron las poblaciones costeras desde Inglaterra hasta Constantinopla, asesinando inocentes y saqueando las propiedades de la iglesia.

Los pueblos escandinavos fueron experimentados marineros y el elemento tecnológico que permitió su expansión fue su avanzada ingeniería naval. Siglos de observación y experimentación les permitieron construir notables embarcaciones con las cuales pudieron desafiar todos los mares y océanos conocidos en su época. Legendarios fueron los Drakkar, embarcaciones arqueadas con un mascaron de proa con forma de dragón, que tenía por objeto ahuyentar a los malos espíritus que los asechaban en sus viajes por el mar, pero que terminaban causando pavor en los desdichados que los divisaban cuando se preparaban para el asalto a sus propiedades.

En la segunda parte del libro se describe a la mitología vikinga, la cual está poblada por una infinidad de dioses y seres fantásticos, muchos de los cuales han pasado a formar parte de nuestra cultura occidental; las hadas, los gigantes, los elfos y trolls provienen del complejo mundo espiritual y sobrenatural de esos pueblos nórdicos.

Finalmente el autor nos recuerda que muchos aspectos de la cultura y el espíritu de ese pueblo, principalmente su amor por la aventura y la exploración, sigue aún presente entre nosotros; no en vano la NASA bautizó como Viking a dos naves que descendieron en el planeta Marte en el año 1976. (Editorial Nowtilus, 2005)

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