1 de septiembre de 2006

Nos rodea la materia oscura (4 diciembre 2005)

En una saga de libros para niños y adolescentes pueden plantearse con sencillez los grandes temas que nos abruman: el Universo, la energía, la vida en la Tierra. Es cuestión de experimentarlo una noche, lejos de la ciudad, al mirar las estrellas y comprender que aún no sabemos nada del Cosmos.

Por Hugo Jara Goldenberg

Publicado en el diario El Sur, el 4 de diciembre de 2005.

Es frecuente, en el mundo de la literatura, que ideas complejas y profundas se oculten en la inocencia de historias infantiles. Ejemplos hay muchos, basta con citar entre otros a “Alicia en el país de las maravillas”, “El Principito” o una obra más reciente, totalmente contemporánea: la trilogía “La materia oscura”, en la cual los dos niños protagonistas viven fantásticas aventuras en un universo misterioso y mágico, con viajes en el tiempo, realidades paralelas y mucho otros conceptos e ideas propias de la mecánica cuántica y de la física relativista. El autor, Philip Pullman, no es un hombre de ciencia, y se apresura en aclarar que los elementos científicos que utiliza, son sólo una base para contar la historia y no pretende un fin didáctico.

Pero son tantos los conceptos de física moderna que aparecen en las tres novelas que conforman la obra, y están tratados de manera tan convincente, que los connotados divulgadores de la ciencia Mary y John Gribbin decidieron escribir un libro en el cual poder explicar en forma sencilla, pero a la vez rigurosa, las ideas científicas que subyacen en el relato y mostrar cuánto puede haber de verdad en estas fantásticas historias infantiles. El título de su libro es “Los misterios de la materia oscura”, el cual es muy sugerente ya que no sólo intenta resolver los acertijos y paradojas de las novelas de Pullman, sino también explicar al gran público uno de los mayores misterios de la cosmología moderna: la Materia Oscura.

Pero ¿Qué es la Materia Oscura?. Para responder a esta pregunta es necesario señalar que desde hace algún tiempo los astrónomos saben que en el Universo hay mucha más materia de la que podemos captar a través de nuestra vista e instrumentos. Cuando los científicos estudian las profundidades del espacio y el tiempo, observan que las galaxias y cúmulos de galaxias se comportan de una manera que no concuerda con las leyes que, se supone, gobiernan el Universo. La explicación a esa anomalía es que existe en la naturaleza un tipo de materia que no podemos captar, pero que interactúa con nuestra materia conocida, operando como una especie de pegamento que impide que las galaxias se desgarren y que permite que los cúmulos de galaxias se mantengan unidos. Esta es la Materia Oscura y su forma es distinta a la que conforman las estrellas, los planetas y todo lo que nos rodea, incluso nosotros mismos.

Nóbel en espera

Los cálculos predicen que la cantidad de esta materia desconocida es casi diez veces mayor que la que podemos percibir. Es decir que todo el Cosmos que somos capaces de ver y admirar, y que nos parece inconmesurable e infinito, constituye apenas una décima parte de la materia del Universo. Si todo lo presentado hasta ahora resulta perturbador y desconcertante, qué le parece si le digo que con respecto a lo desconocido no todo termina aquí. A fines de los años 90 se descubrió – con participación de astrónomos chilenos y con observaciones hechas desde observatorios emplazados en nuestro territorio – que el Universo está sufriendo un proceso de aceleración, lo cual significa que su velocidad de expansión está aumentando.

Este descubrimiento tuvo consecuencias insospechadas ya que para explicar esa aceleración fue necesario incorporar a los modelos cosmológicos teóricos un factor adicional, de naturaleza también desconocida, que funciona como una fuerza de repulsión, la cual provoca esa aceleración y que se conoce como “Energía Oscura”. Lo importante es que a raíz de este descubrimiento los cosmólogos han determinado que la distribución de materia-energía en nuestro Universo es de un 3% de materia conocida, un 30% de Materia Oscura y un 67% de Energía Oscura. Es decir, que a pesar de todos nuestros conocimientos científicos y desarrollo tecnológico, sólo podemos captar un porcentaje ínfimo de los constituyentes de nuestro Universo.

¿Dónde se encuentra y cuál es la naturaleza de esta Materia Oscura y Energía Oscura?. Esta pregunta constituye uno de los mayores misterios de la ciencia del siglo XXI y hay un Premio Nóbel esperando a quien dé con la respuesta.

Volviendo al comentario del libro, es importante señalar que está escrito en un lenguaje asequible a cualquier persona, incluso niños. Aunque fue concebido como una explicación a la trilogía ya mencionada, sirve como un texto de divulgación científica en sí mismo, permitiendo al lector adentrarse en forma entretenida en los principales conceptos de la astronomía moderna. Quienes hayan tenido la oportunidad de observar una noche estrellada, alejados de las luces de la civilización, estarán de acuerdo conmigo en que es una experiencia única y trascendente, que hace bien al alma. Estoy seguro que el conocimiento presentado en este libro permitirá al lector observar el Cosmos de una manera sutilmente diferente, pero sin que la racionalidad del saber científico rompa el encanto, ya que como dicen los autores del libro, la ciencia es magia explicada.

El misterio de la Materia y Energía Oscura del Universo es una dura prueba para la astronomía contemporánea, pero así se desarrolla la ciencia, es como una carrera de obstáculos, por cada problema que se resuelve, la realidad nos abruma con nuevas incógnitas, lo cual no hace sino confirmar lo que Albert Einstein dijera en una oportunidad: “Una cosa que he aprendido en una larga vida es que toda nuestra ciencia, comparada con la realidad, es primitiva e infantil, pero es lo más precioso que tenemos”.
(Ediciones B, 2004)

No hay comentarios.: