28 de enero de 2007

La sana costumbre de mirar las estrellas

La expectativa generada por la aparición, en nuestros cielos, del cometa McNaught, nos recuerdan la atracción que el cosmos y sus misterios ha ejercido desde siempre sobre los seres humanos. Pero para comprender de mejor forma el origen de estos cautivadores fenómenos estelares, no hay nada mejor que recurrir a un buen libro especializado en el tema.

Por Hugo Jara Goldenberg

Publicado en el diario El Sur, el 28 de enero de 2007.
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La contemplación del cosmos es una actividad apasionante que desde la noche de los tiempos ha embriagado la imaginación de la humanidad. Todos los pueblos y civilizaciones que nos precedieron, buscaron en los cielos una explicación a lo inexplicable. Levantando la mirada hacia las estrellas, el ser humano esperaba encontrar consuelo a sus pesares y confiaba sus anhelos y esperanzas más profundas. El cielo era, en definitiva, la morada de los dioses.

Con el progreso del conocimiento, las primitivas interpretaciones de los fenómenos celestes, traducidas en múltiples mitos y leyendas, derivaron en una disciplina científica que ahora conocemos como astronomía. Sin embargo, a pesar de que la ciencia moderna nos permite entender racionalmente muchos enigmas que abrumaron a nuestros antepasados, el cosmos aún es una fuente fecunda de misterios. Para la mayoría de las personas observar una noche estrellada continúa siendo una experiencia trascendente, y es que algo, en lo profundo de nuestra ser, nos recuerda que no sólo formamos parte del Universo, sino que en el cosmos está nuestro origen y también nuestro destino.

Debido a su naturaleza contemplativa, la astronomía debería ser una disciplina muy cercana a la gente, pero vemos que en la actualidad ocurre todo lo contrario y con la modernidad hemos dejado de observar los cielos en forma cotidiana. Sólo en las zonas alejadas de la civilización el hombre aún viven en comunión con las estrellas. Aunque parezca contradictorio, el progreso científico y tecnológico es en parte responsable de esta lejanía, ya que ha contribuido a crear la imagen de que el estudio de los astros es una disciplina compleja, la que necesita de sofisticados y caros instrumentos e instalaciones. Pero esto debe cambiar, pues por el hecho de ser una actividad que se basa en la observación, la astronomía puede ser accesible a cualquier persona interesada. Y el fenómeno del cometa McNaught es un excelente ejemplo de aquello, basta con levantar la vista hacia los cielos, para poder disfrutar de un fenómeno estelar que es a la vez espectacular y gratuito.

El bien para el alma

Sin embargo, para comprender adecuadamente los fenómenos celestes es necesario acceder a los últimos conocimientos que la ciencia ha alcanzado sobre el tema. Y para ello existen muchas alternativas, que de manera simple intentan explicar al ciudadano común los, a veces complejos, conceptos desarrollados por la astronomía moderna. Podemos recurrir a múltiples fuentes como revistas, enciclopedias, sitios en internet, programas de televisión y por supuesto los libros. Y entre estos últimos hay un excelente texto, recién aparecido en los escaparates de las librerías, que es ideal para adentrarse en los secretos del espacio sideral. Se trata de “Astronómica, una introducción a la astronomía” (Libsa editores) de varios autores.

El testimonio de las últimas teorías y descubrimientos estelares es lo que podemos disfrutar en este libro magníficamente ilustrado, presentado de manera muy didáctica y que puede ser leído por personas de cualquier edad. La obra está estructurada en dos partes: una dedicada a recorrer las diferentes disciplinas que conforman la astronomía moderna y la otra a repasar los principales hitos de la conquista de Espacio.

Una breve introducción nos permitirá comprender la importancia que tuvo el estudio de los cielos en las civilizaciones antiguas. Veremos las ideas más importantes que los pueblos ancestrales tenían acerca del cosmos, así como la interpretación que éstos le daban a los fenómenos estelares y su uso religioso y social. A continuación, conoceremos cómo evolucionó el pensamiento astronómico en nuestra cultura occidental, desde la Grecia Clásica, pasando por el Renacimiento, hasta desembocar en las modernas teorías desarrolladas en el Siglo XX.

También nos enteraremos de las características de nuestro Sistema Solar, incluido un apartado dedicado a los cometas. En seguida, se explica la naturaleza de las estrellas, de las galaxias y de otros objetos estelares exóticos como agujeros negros, estrellas de neutrones, cuasares y supernovas.

La segunda parte del libro está dedicada a la conquista del espacio y nos permitirá conocer detalles de la historia de la mayor aventura tecnológica e intelectual emprendida por la especie humana. Conoceremos también los proyectos actuales y futuros para colonizar otros planetas.

En resumen, estamos en presencia de una excelente obra que nos ayudará a hacer de la observación de los cielos algo más que una actividad lúdica. Esto porque no debemos olvidar que la astronomía tiene la particularidad de acercar a las personas a una dimensión más humana y espiritual de la existencia, lo que muy bien sabemos, es difícil de lograr con la prisa y el materialismo de la vida moderna. Y es que el levantar la vista a las estrellas, invita a hacer preguntas trascendentes como: ¿qué es la vida?, ¿cómo se creó al Universo?, ¿cuál será su destino? Y tantas otras, que al plantearse inevitablemente conllevan a una instancia de profunda reflexión, que hace bien al alma.

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