4 de febrero de 2007

Una justificación para Calígula

En el año 1929 se rescataron desde las profundidades de un lago ubicado en las cercanías de Roma, dos embarcaciones de enormes dimensiones, alhajadas como templos flotantes. Estudios arqueológicos relacionan este descubrimiento con un aspecto desconocido de la personalidad del emperador Calígula.

Por Hugo Jara Goldenberg

Publicado en el diario El Sur, el 4 de febrero de 2007.
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Aunque todas las personas son susceptibles de incurrir, en algún momento de su vida, en actos de maldad, habitualmente eso no es suficiente para merecer el calificativo de malvados. Esa categoría está reservada a personas que tuvieron una participación relevante en hechos o períodos históricos, y cuyo recuerdo ha quedado asociado de manera indeleble con actos de crueldad extrema. De entre estos personajes se destaca Calígula, aquel emperador romano que disfrutaba torturando y asesinando a quien se cruzara en su camino.

No obstante, como siempre ocurre con la mayoría de los personajes y circunstancias de la historia, a la versión oficial, se anteponen otras interpretaciones que considerando nuevos antecedentes, intentan si bien no justificar, al menos explicar ciertos excesos del pasado. Este es al caso del cruel emperador romano, cuya vida podemos conocer desde una perspectiva distinta, a través de la novela “Calígula” (Editoral Grijalbo,2006), escrita por María Grazia Siliato, una reconocida historiadora y arqueóloga suiza, experta en cultura mediterránea.

Para entender adecuadamente la propuesta de la autora es necesario conocer antecedentes de un descubrimiento arqueológico ocurrido a principios del siglo XX. Sumergidos en el lago Nemi, ubicado en las inmediaciones de Roma, fueron encontrados dos navíos de enormes dimensiones, que en realidad eran templos flotantes, los cuales de acuerdo a antiguas crónicas, fueron construidos por orden de Calígula.

Después de casi dos mil años bajo el agua, las embarcaciones fueron restauradas y estudiadas en detalle. Todos los antecedentes del rescate han servido a varias generaciones de arqueólogos e historiadores que han intentado, a través de ellos, mejorar la comprensión del pasado. Uno de esos investigadores es la Dra. Siliato, quien a la luz de estos hallazgos, y en particular gracias al desciframiento de una placa de mármol recuperada de los naufragios, se ha propuesto revisar la vida de Calígula.

Intrigas del poder

Se desconocen las razones que tuvo el emperador para encargar la construcción de estas naves, aunque durante mucho tiempo se les ha considerado como una más de sus excentricidades. Sin embargo, la Dra. Siliato ve en estas embarcaciones un simbolismo asociado al culto de enigmáticos dioses orientales. Producto de sus propias investigaciones, la arqueóloga se atreve con una propuesta novedosa y sorprendente, que da a conocer como una biografía novelada del sanguinario emperador.

Su relato se inicia en el año 16 dC, cuando el pequeño Cayo César, permanece junto a su padre, el popular general Germánico, en la frontera norte del imperio. En esa época el niño recibe el apodo de Calígula (zapatito) en referencia a las sandalias de cuero que le confeccionaron los artesanos militares.

Pero su padre es algo más que un brillante general. Formaba parte de la familia gobernante y por lo tanto estaba en la línea de la sucesión imperial. Esta condición lo hacía proclive a todas las maquinaciones y traiciones propias de la lucha por el trono. Incluso, el emperador Tiberio, celoso de la popularidad de Germánico, le ordenó regresar a Roma. Quería tenerlo cerca y de esa forma alejarlo del poder que le significaba el mando directo de las legiones más poderosas del ejército imperial.

Después del retorno a la capital, Germánico emprende, junto a su familia, un viaje a oriente. Durante su estadía en Egipto, el joven Calígula se impresiona de la magnificencia de la milenaria cultura de esa nación y, en forma oculta, adopta la religión de los faraones. Este hecho, poco conocido, según la autora explicaría muchos de sus actos como gobernante.

Durante ese viaje, su padre, el general Germánico, es envenenado y a partir de esa muerte se precipitan una serie de hechos que afectarán emocional y psíquicamente al futuro emperador. En una secuencia dramática, Calígula observa cómo las intrigas del poder destruyen a su familia, ya que también es asesinada su madre y posteriormente dos de sus hermanos, y él mismo vive, durante muchos años, con la incertidumbre de no saber si verá la luz del día siguiente.

Finalmente, a la muerte de Tiberio, el Senado, con la evidente intención de manipularlo, lo nombra emperador. Ya en el poder, Calígula inicia su mandato de manera expectante, con gestos que dejaron contentos al Senado, al ejército y por supuesto al pueblo. Pero gradualmente empieza a transformarse en el gobernante cruel, cuyas andanzas podemos conocer en los textos de historia.

Es aquí donde la autora nos sorprende con un planteamiento original que permite mirar al emperador déspota con otros ojos. ¿Fue Calígula, más que un victimario, la víctima de un entorno perverso?, ¿fueron sus actos una manifestación de venganza en contra de los responsables de sus pesares?, ¿qué había tras la profunda admiración que sentía por la cultura egipcia?, ¿qué significado tenían los templos flotantes del lago Nemi?n

La Dra. Siliato, intenta responder a éstas, y muchas otras interrogantes, a través de una obra de ficción excelentemente documentada; la cual, aunque puede ser leída con la simpleza de una novela histórica, fue escrita con todo el rigor exigido a una investigación académica.

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