11 de marzo de 2007

Un santo que quiso ser hombre

Francisco de Asís es uno de los santos de la Iglesia más queridos por los devotos. Su popularidad es tal que sobrepasa las fronteras del catolicismo, y el mensaje ecologista que se le atribuye, por sobre consideraciones religiosas, se puede considerar universal.

Por Hugo Jara Goldenberg
Publicado en el diario El Sur, el 11 de marzo de 2007. Ver artículo.....

A pesar de haber vivido hace ochocientos años, en plena Edad Media, la figura y el mensaje de este hombre santo continúan tan vigentes como siempre, llamando la atención de los historiadores y biógrafos que, casi desde el momento mismo de su muerte, han intentado dejar un testimonio escrito de su existencia terrenal. Los libros y documentos que relatan aspectos de su vida y obra se cuentan por miles, y en muchos idiomas.

No obstante la cantidad de fuentes testimoniales que nos recuerdan a San Francisco de Asís, muchos aspectos relevantes de su vida no se conocen adecuadamente. Esto porque la mayoría de los textos publicados hasta fines del siglo pasado se enfrentaban a insalvables dificultades de documentación. Estas limitaciones se explican porque las fuentes primarias en que se basaban todos los estudios del religioso se remontaban al período de su vida, en pleno siglo XIII, época en la cual no existía el concepto de investigación histórica tal como la conocemos ahora, y las biografías, sobre todo de los santos, se preocupaban más de exaltar la figura mística del personaje, que de dar cuenta de la realidad objetiva.

Sin embargo, producto de una serie de estudios franciscanos realizados a partir de 1990 y del hallazgo de documentos y manuscritos originales de la época, ha sido posible reconstruir, en parte, pasajes desconocidos de su existencia. Aprovechando esta circunstancia, el escritor Donald Spoto se planteó el desafío de trabajar en una biografía actualizada del religioso y el resultado fue la publicación del libro “Francisco de Asís, el santo que quiso ser hombre” (Ediciones B, S.A.).

El autor se propuso como objetivo presentar al santo desde una perspectiva especialmente humana y cotidiana, para marcar diferencia con la mayoría de los trabajos previos que privilegian la exaltación de su santidad. Y para lograrlo consideró fundamental recrear el ambiente social, cultural y político de la Edad Media, y también hacer entender al lector que, como un hombre medieval, la percepción que San Francisco tenía de la realidad era diametralmente opuesta a la nuestra.

Una dimensión terrenal

En un relato ameno, que nos transporta en el tiempo, seremos testigos de las duras condiciones de vida que imperaban en la sociedad medieval, escenario en el que vino al mundo un niño como muchos, pero que tuvo el privilegio de nacer en el seno de una familia de prósperos comerciantes, que vivían en la ciudad de Asís, emplazada en una fértil región del centro de la península itálica. La buena situación económica de su familia le permitió crecer en un ambiente, que aunque no de lujo, sí poseía comodidades con las que no podían, ni siquiera soñar, la mayoría de las personas de la época. El pequeño fue bautizado con el nombre de Giovanni, pero su padre un admirador de Francia, impuso que todos lo llamasen Francisco

Durante su niñez y adolescencia acompañó a su padre en viajes comerciales, lo que le permitió conocer otros países e idiomas. Pero Francisco nunca se sintió cómodo con esa opción de vida y prefería ocupar su tiempo en extensas jornadas de lectura y en compartir con sus amigos en fiestas y otras diversiones. A ojos de sus padres, debe haber sido considerado un joven conflictivo y rebelde.

A los 19 años se alistó en una campaña militar contra Perusa, pero las tropas de Asís fueron derrotadas y Francisco permaneció como prisionero durante un año, padeciendo penurias y enfermedades que lo acosarían por el resto de su vida. Después de una larga convalecencia intentó marchar en la Cuarta Cruzada, pero físicamente no fue capaz de semejante esfuerzo. De esta época data la conversión de Francisco, que de un joven de vida licenciosa, conducta caprichosa, y que anhela la gloria militar se transforma gradualmente en el personaje místico que todos conocemos.

A partir de este momento el autor recrea el camino que llevó a Francisco a la santidad, y lo hace de la forma más objetiva y documentada posible. A través de una prosa diáfana tendremos la oportunidad de acceder a una dimensión más terrenal del santo, y también a comprender las circunstancias que llevan a una persona común y corriente a optar por una existencia plena de espiritualidad y misticismo.

También es interesante el análisis de algunos antecedentes que permitirían entender de manera diferente la relación que tenía Francisco con los animales, y en especial con los pájaros. Al parecer muchos de los relatos que nos hablan del cariño que profesaba por todos los seres vivos, no serían más que una deformación de referencias metafóricas a las que recurría el religioso para comunicar su mensaje de comunión con Dios.

Donald Spoto, el autor de esta lograda obra, es un académico y teólogo que se ha hecho mundialmente conocido por haber escrito biografías de estrellas de Hollywood de la talla de Marilyn Monroe y Alfred Hitchcock, entre muchos otros. De su vertiente teológica escribió también “El Jesús desconocido” y su trabajo sobre Francisco de Asís nos permite conocer mejor a un personaje que se ha transformado en el símbolo de la defensa de la biodiversidad, y a quien el Papa Juan Pablo II proclamó como el patrono de la ecología.

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