2 de octubre de 2006

Llueve sobre mojado (9 julio 2006)

Un tema de debate, de la mayor actualidad, lo constituye la posibilidad de que se esté produciendo un cambio climático a escala mundial. Noticias que llegan de todos los rincones del mundo informan de fenómenos naturales inusualmente violentos, cuya causa parece estar en la alteración y depredación del medio ambiente, a manos de nuestra moderna civilización.

Por Hugo Jara Goldenberg

Publicado en el diario El Sur, el 9 de julio de 2006.

Eventos como olas de calor, sequías prolongadas, violentas tormentas e inundaciones invitan a pensar en la responsabilidad que en ellos tiene la acción humana. Para la mayoría de la población parece evidente que la insensata alteración y contaminación de la naturaleza, en aras del progreso, es la causa principal de los cambios que ya se aprecian en el clima, y que se manifiestan en desastres permanentes como el debilitamiento de la capa de ozono, la desertificación de amplias zonas, el fenómeno del niño y de la niña, el aumento en el nivel de los mares, la lluvia ácida, el retroceso de los glaciales y muchos otros, que parecen poner en riego la sobrevivencia de la humanidad.

Pero cuando hablamos de cambio climático, ¿queremos decir que el clima fue en otra época estable, y somos nosotros, con nuestra modernidad, quienes lo hemos modificado?, ¿los cambios que se están comenzando a materializar comprometerán realmente el futuro de la Tierra?. Para intentar responder a éstas y otras trascendentales preguntas podemos recurrir a una obra recientemente aparecido en las librerías, se trata de “Historia del clima” (Editorial El Ateneo”, 2005) de Pascal Acot, un reconocido científico, con numerosos obras a su haber, pero por sobre todo un destacado defensor de la ecología.

Aunque mucho se ha escrito y discutido sobre este tema, lo atractivo y novedoso del libro es el enfoque con el cual plantea el análisis de la climatología. En la obra se enfatiza la naturaleza intrínsicamente cambiante de los estados de la atmósfera y la estrecha asociación que existe entre la historia del clima y la evolución de la vida. Es tal el grado de correlación que se da entre ambos, que resulta sorprendente observar como la transformación de uno, afecta o condiciona fuertemente al desarrollo del otro. Con respecto a esto, el autor se atreve a afirmar que los seres vivos y el clima son inseparables en la historia del planeta.

Mecánica celeste

El relato se inicia explicando cómo la ciencia entiende al proceso de formación de nuestro mundo, poniendo énfasis en las condicionantes astronómicas que determinaron el nacimiento del sistema solar y la creación de los planetas. Se explican en forma sencilla, intrincados detalles de la mecánica celeste, como la excentricidad de la órbita planetaria, movimientos de la Tierra y otros fenómenos del espacio profundo, que aunque no lo creamos, pueden tener una relación de causa y efecto determinante en la historia del clima terrestre.

En forma paralela, y mediante un relato muy didáctico, se nos invita a conocer los procesos físico-químicos que dieron origen a la vida, y cómo una vez que ésta surgió, se dio inicio a una relación simbiótica entre el clima y la materia viviente. En la noche de los tiempos la atmósfera terrestre era tan débil, que los primeros organismos estaban obligados a vivir en las profundidades de los océanos, para protegerse de los mortíferos rayos ultravioletas. Pero una vez que el metabolismo de los seres primitivos logró modificar la composición de la atmósfera -mediante su enriquecimiento con oxígeno y a la formación de una delgada capa de ozono- el clima cambió y permitió que la vida colonizara a los continentes, dando inicio a un proceso evolutivo que al cabo de miles de millones de años, desembocó en toda la variedad biológica que ahora conocemos.

Clima cambiante

Un lugar destacado del relato lo ocupa la descripción de dos fenómenos de alcance global, que han ocurrido muchas veces en la historia de nuestro planeta y que se relacionan de manera directa con la variación del clima y el desarrollo de la vida. El primero corresponde a las glaciaciones, que son períodos en los cuales leves alteraciones en la orbita de la Tierra, provocan cambios meteorológicos tan extremos, que se traducen en el avance de las capas de hielo desde los polos hacia latitudes más bajas, quedando cubiertas amplias zonas continentales, ahora habitadas. Las épocas glaciales son cíclicas y en estos momentos, nos encontramos en un período interglacial, esperándose que en unos cuantos miles de años volvamos a estar cubiertos por los hielos.

El otro fenómeno recurrente corresponde a las extinciones masivas, que son eventos cuyas causas aún de discuten y en los cuales, por cambios ambientales muy violentos, se produce la desaparición de una gran cantidad de especies. En el transcurso de los tiempos geológicos han ocurrido muchos episodios de extinciones masivas, pero de cada uno de ellos, la vida ha renacido y ha sabido buscar su lugar en la naturaleza.

Pascal Acot, en su rol de historiador de la ciencia y ecólogo, nos entrega una obra excelente que permite comprender de mejor manera el fenómeno del cambio climático. Desde que el planeta se formó, el clima ha sufrido permanentes alteraciones, pero en cualquier caso sus causas siempre fueron naturales. La gran incógnita a la que nos enfrentamos, ya en pleno siglo XXI, es saber cuáles serán las consecuencias de la intervención humana en la Naturaleza y su impredecible efecto en el clima y en el destino, no sólo de la humanidad, sino también de la Tierra.

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