1 de septiembre de 2006

Cuando un libro golpea la conciencia humana (6 noviembre 2005)

En una sociedad como la nuestra, acostumbrada a ordenar y cuantificar todo, en más de una ocasión se ha planteado la pregunta sobre cuáles son los libros más importantes de todos los tiempos. Aunque es muy difícil establecer un ranking que deje satisfecho a la mayoría.

Por Hugo Jara Goldenberg
Publicado en el diario El Sur, el 6 de noviembre de 2005. Ver artículo....

En una hipotética lista de libros gravitantes aparecerán muchos que serán elegidos según distintos criterios: tiraje, cantidad de traducciones o fama del autor y entre las personas que respondan prevalecerán consideraciones religiosas, culturales, sociales o políticas. Sin embargo hay dos libros que, aunque seguramente no estarían entre los elegidos por el gran público, en el momento de su aparición provocaron un impacto tan profundo en la conciencia humana que merecerían ser catalogados entre los más trascendentes.

El primero, es el libro “Sobre las Revoluciones de los orbes celestes” del astrónomo y clérigo polaco Nicolás Copérnico, que fue publicado en el año 1543 y en el cual planteaba la famosa teoría heliocéntrica que sacaba a la Tierra del centro del Universo. Hasta el momento de su aparición, la cosmovisión aceptada en occidente era la geocéntrica, heredada de los griegos y adoptada por la Iglesia Católica, que postulaba que la Tierra ocupaba el centro de la creación. Era una ubicación que satisfacía nuestro ego de especie superior y era consecuente con la posición privilegiada que nos había asignado Dios en el cosmos. Copérnico, como clérigo se daba cuenta del alcance de su teoría, la cual amenazaba a los cimientos del pensamiento intelectual y religioso de su tiempo. El libro tuvo una génesis larga y tortuosa, el autor demoró más de 20 años en terminar sus manuscritos, y trascurrieron otros 10 años hasta que se decidió llevarlo a la imprenta. Lo trascendente de la teoría que Copérnico presentó en su libro, y que sobrepasó a lo meramente científico y astronómico, fue el profundo impacto que tuvo en la sensibilidad humana, al despojar a nuestra morada terrenal de una posición especial y privilegiada en el Universo.

Las especies evolucionan

El segundo libro que califica en la categoría de los más trascendentes es “El origen de las especies” de Charles Darwin, publicado en el año 1859 y en el que da a conocer su controversial teoría de la evolución, la cual se enfrentó al pensamiento creacionista de su época, que explicaba que todos los seres vivientes habían sido creados por voluntad divina tal como los conocemos ahora. Y que el ser humano poseía, dentro de todos ellos, una status especial ya que había sido creado por Dios a su imagen y semejanza y puesto sobre la Tierra según la génesis bíblica. Darwin, después de protagonizar en su juventud un viaje de exploración alrededor del mundo - en donde acumuló una gran cantidad de muestras y observaciones geológicas, botánicas y zoológicas - se dedicó durante mucho tiempo a estudiar el asunto de la variación y el origen de las distintas especies. A la luz de lo que observó en su épico viaje, comenzó a desarrollar la idea de que las especies no son fijas e invariables, sino que mediante un proceso evolutivo, dirigido por la selección natural, sufren cambios graduales que provocan la extinción de algunas especies y la aparición de otras. Finalmente concluyó que los organismos biológicos, incluido el ser humano, no son inmutables y sufren cambios a través de las eras. Darwin demoró en publicar su teoría, y si lo hizo fue ante el temor de perder la exclusividad ya que otro científico estaba llegando a las mismas conclusiones.

Al igual que Copérnico tres siglos antes, Darwin se daba cuenta que su teoría trascendía a lo exclusivamente científico, e iba a provocar un terremoto intelectual destinado a remecer profundas convicciones filosóficas y religiosas. Su Teoría de la Evolución acertaba un segundo golpe al orgullo humano; no bastaba con haber sido despojados del privilegio de vivir en el centro del Universo, ahora resultaba que nuestra sustancia material no era distinta a la de los demás seres de la creación.

La próxima revolución

Cuando ambos libros se publicaron, cada una en su momento, tuvieron un impacto dramático en la psiquis humana: desde el más humilde campesino hasta el más poderoso gobernante sentía cuestionada y también violentada su dignidad y su orgullo de especie superior. Y es que a diferencia de muchas otras famosas teorías que han surgido del mundo de la ciencia, éstas amenazaban aspectos fundamentales del andamiaje intelectual y especialmente el espiritual y religioso del ser humano. Con el paso del tiempo hemos asimilado las implicancias de esas ideas revolucionarias y nos cuesta entender lo que significó para las personas que escucharon de ellas por primera vez.

¿Cuál será la próxima revolución científica que tendrá un efecto similar?. Es difícil imaginarlo, quizá si prosperan los estudios que hacen algunos científicos que investigan el sustento fisiológico del alma humana y logran demostrar que los sentimientos, la conciencia e incluso las manifestaciones más sublimes de la mente no son más que reacciones bioquímicas que ocurren en nuestro cerebro, podríamos estar en presencia de una situación similar. Pero si algo así llegara a suceder, ya no será a través de un libro que dicho descubrimiento se dará a conocer al mundo. Ahora la ciencia funciona de otra manera, las teorías se presentan y discuten en revistas especializadas y congresos, luego son informadas a través de comunicados de prensa y de ahí salen a recorrer el orbe a través de internet. A diferencia de lo que ocurría antaño, ahora los libros vienen después.

1 comentario:

Amador dijo...

Tengo editado un libro que pretende justamente eso: golpear la conciencia humana. Ver en www.pensarenserrico.es Se establecen los fundamentos cognitivos para la evolución de la conciencia individual y colectiva, bajo premisas científicas.Gracias por escucharme.