31 de julio de 2014

El último vuelo de Saint-Exupery




Por Hugo Jara Goldenberg

El 31 de julio de 1944, hace hoy  70 años,  emprendió el vuelo hacía la eternidad el escritor y piloto francés Antoine de Saint Exupery, universalmente conocido por su obra  "El Principito".  En aquel ya lejano día, le correspondía cumplir su  novena  misión de guerra, la última de las que estaba autorizado a realizar, y que  consistía en llevar a cabo un vuelo de reconocimiento fotográfico sobre la zona Oeste de Lyon.

Recordemos que en junio de 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, se había producido el desembarco de Normandía, y las fuerzas aliadas habían comenzado la arremetida final contra las tropas alemanas. Pero era importante abrir un segundo frente sobre las costa mediterránea  de Francia para presionar más a los alemanes, y era precisamente en el marco de la preparación de un desembarco en esa zona, que se realizaban a diario vuelos de reconocimiento fotográfico, como el que cumplía Saint-Exupery el día de su muerte.

Se trataba de misiones extenuantes, de hasta seis horas de duración, realizadas a 10.000 m de altitud, que tenían por objetivo  fotografiar, con  cámaras de alta precisión, el territorio sobrevolado. Los pilotos tenían que hacer un trabajo muy difícil que consistía en efectuar pasadas longitudinales manteniendo constante la velocidad, altitud y rumbo. Y luego volar en el  rumbo recíproco repitiendo  el procedimiento, pero con una separación de algunos kilómetros. De este modo, se lograba un barrido fotográfico completo de amplias zonas geográficas, los cuales eran posteriormente analizados para conocer la disposición de las fuerzas enemigas.

Pero es necesario  insistir en que estas misiones eran en extremo agotadoras y peligrosas,  no sólo por su larga duración, gran altitud de vuelo y por la precisión con la que debía efectuarse el "mapping" fotográfico,  sino también por la presión que significaba el estar permanentemente atento a la presencia de aviones caza enemigos, considerando que no tenían cómo defenderse,  ya que el avión utilizado para estos vuelos, era el caza pesado bimotor Lockheed P-38 Lightning, en su versión F-5B, el cual en vez del habitual  cañón de 20 mm y las cuatro ametralladoras de 12,5 mm,  portaba cuatro cámaras fotográficas. En el caso de ser atacados por aviones enemigos la única alternativa era huir aprovechando la mayor velocidad de este avión bimotor.

Avión P38 F5B, similar al que volaba Saint-Exupery,  obsérvese
en la parte delantera los orificios de las cámaras fotográficas


El escuadrón de Saint-Exupery, perteneciente a las Fuerzas Francesas Libres,  estaba basado en la isla de Córcega, y desde ahí se dirigían a sobrevolar el territorio francés, entonces ocupado por las tropas alemanas. Como los vuelos eran tan cansadores el sistema de turnos dejaba  a los pilotos varios días de descanso, y la siguiente salida de Saint-Exupery fue programado para el día 31 de julio de 1944 (su vuelo anterior lo había realizado el 18 de julio).

Aquel día, Sain-Exupery  se levantó muy temprano, y después del desayuno fue llevado a la base de operaciones.  Ahí  comenzó el largo procedimiento del prevuelo y a las 8:45 am finalmente despegó en su avión, que tenía el número de matrícula 223, y de inmediato  se dirigió a la región a fotografiar.

Su plan de vuelo, señalaba que debía retornar alrededor del mediodía, pero llegó la hora estimada del aterrizaje y no apareció. De inmediato surgió la preocupación y sus compañeros lo esperaron impacientes en la pista del aeródromo.  El tiempo avanzaba rápido y ya a las 14:30 se le dio por perdido, ya que a esa hora se le habría acabado el combustible. En medio de la consternación general  el oficial de operaciones registró en el libro de vuelo la siguiente anotación: "Pilot did not return and is presumed lost" ("piloto no regreso y se presume perdido").

De inmediato se inició una búsqueda que no dio resultados, y a partir de ese momento su desaparición se transformó en  un misterio en torno al cual se tejieron toda suerte de conjeturas, incluso algunos sugerían que podía seguir con vida. Pero no, ese día Antoine de Saint-Exupery había fallecido, y lo hizo haciendo una de las cosas que más lo apasionaba: volar.

Durante mucho tiempo se le buscó infructuosamente, hasta que por casualidad en el año 1998, un pescador encontró, en la región de Marsella, entre sus redes una pulsera que tenía grabado el nombre del piloto y el de su esposa.  Posteriormente en el año 2000 fueron descubiertos, en la misma zona, los restos de una avión P38 Lightning, los que después de ser sometidos a un exhaustivo análisis de arqueología submarina, fueron confirmados como los restos del avión de Saint-Exupery.  Con respecto a su cuerpo, nunca fue recuperado, aunque unos días después de su desaparición, y a varios kilómetros del lugar de la caída ahora conocido, se reportó el hallazgo de los restos de un militar, el que en su momento no fue identificado y se le sepultó como NN en un lugar del que no hay registro, por lo cual nunca se sabrá si era ése su cadáver.

Pulsera de Saint-Exupery, encontrada en
el fondo del mar


En lo referido a la causa de su muerte, también es una incógnita. No se sabe si fue derribado por una avión enemigo o sufrió un accidente.  Incluso se baraja la posibilidad de que se haya dejado derribar o cometido suicidio, esta última hipótesis se fundamenta en algunas señales que dejó el aviador las cuales, a posteriori, se han interpretado como propias de un estado de ánimo sombrío, en donde intuía que su fin estaba cerca, y que incluso presentía que aquel sería su último vuelo. Por otra parte, dos pilotos alemanes afirmaron que ese día volaron en esa zona y que derribaron a un avión de características similares al de Saint-Exupery, sin embargo estas versiones nunca  pudieron ser verificadas.

Así, rodeado por un profundo misterio, el 31 de julio de 1944 dejó este mundo uno de los más destacados escritores del siglo XX, y un piloto pionero de la época heroica de la aviación comercial, pero ese mismo día Antoine de Saint-Exupery entró en la leyenda como un gigante de la literatura universal, un "mundo"  en el cual  permanecerá eternamente vivo.

Para conocer más detalles de este piloto y escritor los invito a leer un texto que hace algunos años escribí para el Diario El Sur, titulado La inmortalidad de Saint-Exupery, el cual también esta publicado en este Blog (ver aquí...)


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