Por Hugo jara Goldenberg
Cuando se viaja hacia Punta
Arenas en la comodidad de un vuelo comercial, cuesta imaginar lo difícil que
fue la apertura de esa ruta aérea, y muy pocos conocen o recuerdan a los
pioneros y visionarios tanto civiles como militares que, muchas veces al costo
de sus propias vidas, establecieron los cimientos de esta conexión al extremo
austral de nuestro país.
Entre
aquellos pioneros se destaca el aviador civil y oficial de reserva de la Fuerza
Aérea de Chile (Fach) Franco Bianco (1909-1964), un puntarenense, hijo de inmigrantes
italianos, que el 7 de junio de 1936, unió en un épico vuelo
de manera directa a Punta Arenas con Puerto Montt.
Franco
Bianco desde muy joven se enamoró de la aviación, pero en el avión no sólo vio
un medio con el cual materializar el ancestral sueño del vuelo, sino que también
lo consideró como el elemento que permitiría terminar con el asfixiante aislamiento
que sufría la región magallánica.
Siendo
un niño, posiblemente fue testigo del primer vuelo realizado en Punta Arenas por
el piloto Luis Omar Page (año 1914) y del primer cruce en vuelo sobre el Estrecho de
Magallanes, efectuado por David Fuentes Sosa, en el Blériot 80 HP bautizado
“Talcahuano” (año 1916). Pero sí supo de
primera fuente de las aventuras de los aviadores alemanes Gunther Plüschow (1886-1931)
y Ernst Dreblow (1892-1931), quienes entre los años 1928 y 1931 exploraron la
región magallánica en el avión biplano Heinkel HD-24 “Tsingtao”, también conocido como el “Cóndor
de Plata”.
Motivado
por la labor de los exploradores alemanes trágicamente fallecidos el año 1931
al precipitarse a tierra su aeronave, decide hacer el curso de vuelo, obteniendo
su brevet de piloto en 1933, y dada su condición acomodada compra en Inglaterra
un avión que causaba furor en las competencias deportivas del viejo continente.
Se trataba de una aeronave Miles Hawk Major la que por sus excelentes
características de vuelo daría origen a un exitoso linaje que derivaría en el
famoso entrenador Miles Magister, en el cual se formaron muchos de los
pilotos que volaron con la RAF durante la Segunda Guerra Mundial.
El
avión Miles Hawk Major adquirido poseía estructura de madera y era propulsado
por un motor de Havilland Gipsy Major de 130 HP. La aeronave llegó embarcada a Punta Arenas a
principios del año 1936 y fue bautizada con el nombre de “Saturno”. Después de
armar y poner en vuelo al avión, su flamante propietario comenzó de inmediato
las pruebas de largo aliento, adentrándose en los territorios explorados por
los aviadores alemanes, dotando para ello a su aeronave de un estanque de combustible
extra para aumentar la autonomía, así como de un mejor compás de navegación.
El vuelo
Franco Bianco comenzó a acariciar la idea de unir en vuelo a
Punta Arenas con el centro del país, hasta Santiago, al conocer en detalle el
trabajo exploratorio realizado por el piloto alemán Plüschow y su copiloto y
mecánico Dreblow, quienes sobrevolaron, fotografiaron, grabaron en película y cartografiaron amplios
territorios australes, incluida Tierra del Fuego, el Cabo de Hornos, la
cordillera de Darwin y la zona de las glaciares y hielos. Esta valiosa información le permitió al joven
piloto magallánico determinar la mejor ruta para realizar su anhelada travesía,
y que debía ser por sobre los Andes patagónicos.
Por lo tanto, una vez recibido su avión comenzó de inmediato
la preparación del raid, no descuidando ningún detalle. Considerando que el
tramo Punta Arenas-Puerto Montt, con una distancia de 1300 km debía ser en
vuelo directo, no solo debía trazar la ruta a seguir, sino que además determinar
los puntos de no retorno y posibles lugares de aterrizaje de emergencia, tarea
en extremo difícil dada la complicada geografía de la zona austral. También debía considerar otros factores,
tales como la alimentación, elementos de supervivencia y la vestimenta, ya que
por ser su avión de cabina abierta, debió dotar a su "traje de vuelo" de calefacción
eléctrica.
Debido a que el elemento fundamental para el éxito de la
misión lo constituía el factor meteorológico, estaba en contacto directo con el
personal del aeródromo y Base Aérea de Bahía Catalina, ubicada 6 km al noreste
de Punta Arenas, quienes lo mantenían al tanto de los rudimentarios pronósticos
del tiempo que existían en esa época.
Y el día esperado llegó, el día 6 de junio la predicción
climática indicaba que el tramo a Puerto Montt estaría con buenas condiciones,
por lo que tomó la decisión de iniciar el vuelo en la jornada siguiente. Así,
el día domingo 7 de junio de 1936, a las 7:22 am en oscuridad total despega
desde el aeródromo de Bahía Catalina. Lo acompañaban unos pocos amigos, quienes
encendieron dos antorchas para iluminar el umbral de la pista.
De inmediato pone rumbo norte y se ajusta a la trayectoria
tantas veces ensayada. Bajos sus alas pasan Las Torres del Paine, Campos de
Hielo, el Monte Fitz Roy, los Lagos O’Higgins, Cochrane y General Carrera. Pero cuando aún no ha cubierto la mitad del
trayecto se hacen presentes los imponderables meteorológicos. La lluvia, techos
de nubes bajos y reducida visibilidad, lo obligan a constantes cambios de rumbo
y finalmente a “ratonear” a baja altura sobre el mar, hasta llegar a Puerto Montt
y aterrizar en la base Aérea de Chamiza a las 17:15 hrs. De inmediato, por comunicación radiofónica,
se informa del feliz acontecimiento a Punta Arenas, en donde sus familiares y
amigos estallan en júbilo.
El tramo más difícil había sido cumplido en 9:53 horas de
vuelo, y ahora correspondía continuar a Santiago. Lo intentó al día siguiente
pero el mal tiempo se lo impidió. El 9 de junio, por fin pudo llegar a la
capital y terminar el raid, en un vuelo que resultó menos complicado que el
anterior, ya que para la navegación utilizó como referencia la línea férrea,
aterrizando finalmente en el aeródromo de Los Cerrillos en el atardecer de
aquel día.
La recepción fue triunfal e incluso en los días posteriores
fue invitado al palacio de Gobierno por el Presidente de la República Sr. Arturo
Alessandrí Palma, audiencia a la que acudió acompañado por el entonces
Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile (Fach), el General Diego
Aracena.
Pero Bianco estaba ansioso por regresar con los suyos, y decidió volver a su ciudad natal volando a
través de territorio argentino, por ser aquella una ruta mucho más segura. Para
ello solicitó los permisos respectivos y el día 27 de junio cruzó la Cordillera
de los Andes, a la altura de Cristo Redentor, y comenzó un largo periplo por
diversas ciudades y localidades trasandinas. Finalmente, a las 15:45 el día 8
de julio de 1936 aterrizó en el punto de partida de su aventura, el aeródromo de Bahía Catalina de Punta
Arenas.
El recibimiento fue apoteótico, la ciudad se desbordó, caravanas
de automóviles, arcos de triunfo, el vitoreo de las multitudes, discursos
oficiales, condecoraciones y muchas otras manifestaciones recibieron al
valiente aviador. Lo logrado por este joven puntanerense caló profundo en el orgullo
magallánico que vio en esta gesta una reivindicación a sus anhelos de
integración al resto del territorio nacional.
Consecuencias del vuelo
Al leer la crónica del vuelo, cuesta imaginar las dificultades
y peligros que tuvieron que enfrentar este intrépido piloto y su frágil avión.
La ruta seguida para llegar a Puerto Montt es una de las más difíciles del
mundo, dadas las extremas, impredecibles y siempre cambiantes condiciones
climáticas. En esos lugares el paisaje es paradisíaco pero el clima es infernal,
y cuando las fuerzas de la naturaleza se desatan, no hay aeronave que resista,
y esta dramática realidad la atestiguan los innumerables accidentes aéreos que
han ocurrido en esa zona del país.
Actualmente los
pilotos que vuelan comercialmente esa ruta lo hacen en modernos y seguros
aviones a reacción y poseen innumerables ayudas, tales como radiofaros,
aerovías, señales de aproximación a los aeropuertos, ayudas de las Torres de
Control y certeros pronósticos meteorológicos, y dentro del avión disponen de muchos
instrumentos que le permiten en cada momento conocer la posición exacta de su
aeronave, además de volar a una altitud tal que los pone a resguardo de las
mayoría de los fenómenos atmosféricos. Pero Franco Bianco no poseía nada de aquello,
volaba a muy baja altitud en un pequeño avión de madera, monomotor y ni
siquiera llevaba una radio a bordo, lo cual permite valorar aún más su hazaña.
Incluso, los historiadores aeronáuticos están de acuerdo en que el vuelo del puntarenense
fue más complicado y peligroso que el primer cruce en solitario del Océano
Atlántico realizado por Charles Lindbergh en el año 1927.
El vuelo de Bianco fue noticia nacional e internacional y
cumplió con el objetivo que buscaba el piloto: crear conciencia acerca del
aislamiento que sufrían las regiones extremas del país, en especial la zona
magallánica. Paro aun así, debió transcurrir una década hasta que se pudiera
establecer la primera línea comercial con vuelos hacia Punta Arenas, cuando en
el año 1946 la Línea Aérea Nacional (LAN), inició sus operaciones regulares en
material Lockheed 10A Electra y Douglas DC3.
El avión Miles Hawk Major “Saturno”, matrícula CC-FBB,
continuó volando durante mucho tiempo, e incluso en el año 1937 viajo en él
como pasajero el reconocido sacerdote, explorador y fotógrafo Alberto DeAgostini. Actualmente esta noble aeronave se encuentra en exhibición
en el Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio, ubicado en el ex Aeródromo de Los
Cerrillos en Santiago, en donde puede ser visitada por la ciudadanía.
El piloto civil
Franco Bianco, una vez consumada la hazaña, fue aclamado y recibió el
reconocimiento de las máximas autoridades del país, así como innumerables homenajes
y premios nacionales e internacionales, pero con el paso del tiempo su figura ha sido
olvidada. Al conmemorar los 80 años de su trascendental
vuelo, se presenta la oportunidad de que sea nuevamente reconocido por la
ciudadanía, ya que él y su gesta constituyen un extraordinario ejemplo de
heroísmo civil, y su raid permanecerá en el recuerdo como uno de los vuelos
épicos de la historia aeronáutica nacional.
Avión Miles Hawk Major "Saturno", en el Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio (Foto MNAyE)
Referencias bibliográficas:
“Plüschow y Dreblow: águilas alemanas en el cielo austral”;
Mateo Martinic; FantásticoSur
Editorial, (2008)
“El Comodoro Arturo Merino Benítez”; Alfonso Cuadrado
Merino; Editorial Fuerza Aérea de Chile (1984)
“Historia de la Fuerza Aérea de Chile” Tomo II; Varios autores;
Editorial de la Fuerza Aérea de Chile (2001)
Revista de la Fuerza Aérea de Chile, Enero-Febrero-Marzo
1960
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