26 de septiembre de 2021

Acuario


 Por Hugo Jara Goldenberg

Uno de mis tantos hobbies son los acuarios, el que tengo actualmente lo monté en el año 2003, aprovechando la experiencia de algún tiempo de trabajo en acuarios pequeños.

Durante estos años el acuario ha tenido diferentes decoraciones y habitantes. En estos momentos hay peces Neón, Cebritas, Espadas y Platys, mientras que la parte vegetal está formada por Helechos de Java y Vallisnerias.

El acuario está puesto sobre una vitrina que yo mismo construí, en la cual exhibo algunas de mis maquetas de barcos. 

En la parte superior hay una réplica del legendario RMS TITANIC (escala 1:400); y en la parte inferior, un modelo del buque HERMANN MARWEDE (escala 1:72), un navío del Servicio de Búsqueda y Rescate marítimo de Alemania, el cual posee una rampla para helicópteros en donde está posado un Eurocopter EC135, utilizado para evacuaciones aeromédicas.

Este acuario tropical de agua dulce tiene 120 litros de capacidad, y sus medidas son: 1 m de frente, 40 cm de alto y 30 cm de fondo, y está instalado en el living de mi casa, constituyendo un atractivo elemento decorativo.

Pero por sobre su valor estético, un acuario es una inagotable fuente de goce de los sentidos, ya que observarlo escuchando una buena pieza musical, es un verdadero bálsamo para el espíritu.

A continuación, hay un link a un video en Youtube, en donde se puede observar el acuario:

 

                        LINK AL VIDEO



14 de diciembre de 2020

Entrevista en televisión

 

El pasado 2 de diciembre me visitaron del canal Omega TV, para hablar de astronomía y del eclipse total de Sol del 14 de diciembre de 2020.



9 de noviembre de 2020

Vuelo sobre Concepción - Chile

  
                                                  Aterrizando en el aeropuerto Carriel Sur 

Uno de los sueños que me acompañó desde mi más temprana infancia fue el poder volar. Recuerdo que en los paseos familiares veraniegos a la playa, no me bañaba como lo hacían mis hermanos y amigos, prefería pasar horas embelesado observando la evolución de las aves, imaginando como sería observar al mundo desde los cielos. 

Cuando me transformé en adulto no olvidé ese sueño infantil, y al terminar mis estudios universitarios lo primero que hice fue ahorrar dinero para hacer el curso de vuelo. Así, al poco tiempo ya tenía mi licencia de piloto aviador. Y aquí quiero recordar un hecho curioso: durante varios años me movilizaba al aeródromo Carriel Sur de Concepción, caminando o en bicicleta, sólo después de cinco años de obtenida la licencia de piloto me pude comprar un auto, y recién en ese momento aprendí a conducir.

Durante más de veinte años volé intensamente, pero no solo en vuelos de fin de semana como la mayoría de los pilotos privados de avión, sino que además realizando misiones de apoyo en el combate aéreo de incendios forestales, vuelos de ayuda y evacuación aeromédica a localidades aisladas, principalmente la Isla Santa María e Isla Mocha. Y también cientos de vuelos de fotografía aérea para empresas forestales. 

Circunstancias de la vida me obligaron a plegar, espero que temporalmente, mis alas. Pero cuando se aprende el arte del vuelo, se es piloto para toda la vida, aunque la licencia esté vencida. 

Revisando viejos videos encontré una grabación de un vuelo que hice por Concepción y sus alrededores, a principios de los años 2000. La cinta 8mm tenía signos de deterioro, por lo que la calidad del registro no es la mejor. El audio, con mucho ruido, lo reemplacé por algunos temas de Neil Diamond, de la película “Juan Salvador Gaviota”. Quienes iban de pasajeros en ese vuelo, eran compañeros de trabajo en la Universidad de Concepción

Un grato recuerdo de mi época de aviador activo.


                                Link al video en Youtube



 

5 de marzo de 2020

Los desafíos y riesgos del Big Data


Por Hugo Jara Goldenberg


Este artículo fue publicado como columna de opinión en el Diario de Concepción


Una característica del mundo moderno es el alto volumen de información que se ha acumulado en todas los sectores de la sociedad, a partir de mediados del siglo pasado. Sin embargo, desde los años 2011 y 2012, con la irrupción de tecnologías como la Internet de las cosas, las redes sociales, el mejor acceso a Internet y la computación en la nube, entre otras, los datos disponibles han tenido un crecimiento exponencial. Se ha acuñado el término Big Data (Datos masivos o Macrodatos), para hacer referencia e esos grandes volúmenes de datos, que ya se miden en escalas de zettabytes (un zettabyte equivale a 1021 bytes).

Este escenario está provocando un gran desafío a las organizaciones que pretendan ser exitosas en los inciertos y desafiantes mercados del siglo XXI, ya que el correcto acceso al Big Data les va a reportar ventajas decisivas con respecto a aquellas empresas que no lo hagan.

Pero hay que tener cuidado ya que junto a las oportunidades que reportará el acceso al Big Data, existen también incontables peligros que si no se ponderan y cuantifican adecuadamente pueden transformar a esta tecnología en un lastre. Uno de los principales riesgos se refiere a cometer errores en el análisis e interpretación de la información, lo cual puede llevar a conclusiones erróneas que terminarán echando por tierra la credibilidad de la organización.

Es por esto que un aspecto importante del Big Data, lo constituyen los profesionales encargados de su utilización, los cuales deben poseer sólidos conocimientos no sólo en aspectos tecnológicos propios de la ciencias de computación e informática, sino que también probadas competencias en modelamiento matemático, estadística, y además un conocimiento experto en las diferentes áreas de negocios. Este conocimiento multidimensional es necesario ya que estos nuevos profesionales, también conocidos como científicos de datos, deberán hacer algo tan relevante como crear significación y valor a los datos, con el fin de  construir modelos predictivos que permitan a la alta dirección de las organizaciones tomar las mejores decisiones estratégicas.

Por lo tanto, formar profesionales expertos en ciencias de datos se transforma en un importante desafío para las instituciones de educación superior, las que deben proveer, en sus entornos educativos, los medios necesarios para que los estudiantes sepan ir más allá de los datos, la información y el conocimiento duro de la informática, y se transformen en profesionales reflexivos, con gran capacidad analítica, que sean capaces de apoyar a las diversas instituciones para desenvolverse exitosamente en los competitivos mercados globales del siglo XXI.

31 de enero de 2020

Más allá de la información y el conocimiento

Por Hugo Jara Goldenberg

Una característica de la sociedad del siglo XXI es el alto volumen de información que se ha acumulado en todas las áreas del saber. Es tal la magnitud de los datos disponibles que nadie puede aspirar al conocimiento global, y tampoco estar al tanto de todos los inventos, descubrimientos y creaciones que a diario surgen de todos los ámbitos del quehacer de la humanidad.
Una consecuencia de esta explosión del conocimiento es la especialización extrema a la que se ven obligadas las personas que ejercen en las diversas actividades, oficios y profesiones, quienes ante la avalancha de información no tienen otra alternativa más que encerrarse en el dominio específico de su disciplina. Así, son cada vez más escasos esos respetados personajes de antaño con conocimientos enciclopédicos, los que han sido desplazados por estos modernos profesionales, quienes aunque pueden ser muy competentes en sus áreas o especialidades, carecen de todo interés y conocimiento por aquello que esté más allá de su esfera de acción inmediata.

¿Es necesario en nuestra moderna sociedad ese antiguo saber multidisciplinario? ¿Qué sucede con el conocimiento de la historia universal, el arte, la literatura, la filosofía y en general, todas esas manifestaciones de la creación humana que se han asociado desde siempre al bagaje imprescindible de toda persona reconocida como culta? O es quizás una situación ya del pasado, innecesaria en una época como la nuestra, saturada por volúmenes ingentes de datos fácilmente asequibles desde Internet, y en donde se valora por sobre cualquier otro aspecto, la especialización disciplinar de los ciudadanos.

Para intentar comprender mejor este escenario sugiero revisar conceptualmente a la esencia de la civilización digital, es decir a la triada: datos, información y conocimiento. Si analizamos a estos tres elementos podemos observar que entre ellos existe una jerarquía, y que cada uno mediante interrelaciones genera al siguiente. Así, la asociación de datos produce la información, y la interpretación de la información crea el conocimiento.

Sin embargo, ¿es el conocimiento el último eslabón de la cadena? Por supuesto que no, ya que existe un siguiente nivel: la sabiduría. Nuestra sociedad lamentablemente, por privilegiar al conocimiento, ha olvidado que la sabiduría es el estado cognitivo que define la esencia de nuestra especie “Homo Sapiens” Por lo tanto, todo ser humano debe y merece acceder a la sabiduría, entendiendo a ésta como una capacidad personal, desarrollada a través del conocimiento, la reflexión y la experiencia, que permite encontrar el verdadero sentido de la vida. Con el conocimiento sabremos hacer las cosas correctamente, pero sólo con la sabiduría sabremos hacer las cosas correctas.

El poeta y dramaturgo T.S. Eliot (1888-1965), premio Nobel de Literatura de 1948, en su obra titulada “El primer coro de la roca” (1934), escribió de manera premonitoria:

¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?

Y efectivamente, es ese el gran problema de nuestra civilización, con el exceso de información y conocimiento nos hemos olvidado de la sabiduría. Sin embargo, recuperarla no se vislumbra una tarea simple ya que a diferencia de la información y el conocimiento, que son compartidos y fácilmente asequibles con un clic del computador, la sabiduría es individual y alcanzarla es un camino personal, gradual, de mucha lectura y reflexión, a menudo árido, y que muchos aspectos define casi una opción de vida.

En el mundo digital y globalizado del siglo XXI consideramos al binomio información- conocimiento como un fin para obtener poder - de cualquier tipo -, en circunstancia que debe ser entendido sólo como un medio para llegar a un nivel de entendimiento superior, con el cual se alcanza en definitiva la verdadera libertad, y también la verdadera felicidad. Solo cuando cada ciudadano sea libre y feliz, podremos aspirar a una sociedad más justa y solidaría.


3 de julio de 2019

Eclipse de Sol 2019 desde Talcahuano (Chile)


Por Hugo Jara Goldenberg

El evento astronómico del año en Chile fue, sin lugar a duda, el eclipse total de Sol del 2 de julio que se observó en el océano Pacífico sur y Sudamérica.
En Chile, La franja de totalidad, es decir la zona de la Tierra donde se produjo la oscuridad total estuvo comprendida entre la parte sur de la Región de Atacama y el norte de la Región de Coquimbo, con un ancho de casi 150 km.
En el resto del territorio nacional se pudo observar como un eclipse parcial, con diferentes porcentajes de cobertura. En la Región del Bío Bío, en particular en Talcahuano, el oscurecimiento del Sol fue de un 79%.
A continuación se muestran una serie de fotografías captadas desde el Observatorio Antares, utilizando un Telescopio Catadióptrico, marca Celestron, Modelo Celestar 8, de 20 cm de apertura (f/10) provisto de un filtro solar de mylar, y una Cámara CCD Meade "Deep Sky Imager".
 

 








 

7 de noviembre de 2018

Lise Meitner y la injusticia de un Premio Nobel



Lise Meitner fue una física austríaca que codescubrió  el fenómeno la fisión nuclear, y a la cual por su condición de mujer se le privó del Premio Nobel de Química del año 1944, el que fue otorgado en solitario a su compañero de investigación Otto Hahn.
Por Hugo Jara Goldenberg
 
Lise Meitner, nació en Viena el 7 de noviembre de 1878, cuando esa ciudad era la capital del Imperio Austrohúngaro. Provenía de una familia de ascendencia judía y fue la tercera de ocho hermanos. Desde pequeña se sintió atraída por la ciencia, pero en aquella época las mujeres tenían prohibido el acceso a la educación superior, por lo que debió sortear innumerables barreras para poder ingresar a la Universidad.

A los 23 años inicia sus estudios física en la Universidad de Viena, en donde tiene la fortuna de asistir a las clases de Ludwig Boltzmann (1844-1906). La influencia de este gran físico no hace más que confirmar su amor por la ciencia y reafirma su convicción de dedicar la vida al estudio de la naturaleza. Pero no está segura si por su género podrá ejercer como científica, por lo que en paralelo estudia pedagogía.

En el año 1906, obtiene su doctorado en física, convirtiéndose en la primera mujer en alcanzar ese grado académico en dicha casa de estudios y de inmediato centra su atención en la radiación, una forma de transmisión de energía que estaba revolucionando a la física de principios del siglo XX. Con el objetivo de profundizar los estudios en esa novel disciplina, decide mudarse a Berlín para especializarse asistiendo a las clases del físico teórico Max Planck (1858-1947), considerado el padre de teoría cuántica.

Planck, al principio reacio a la idea de que las mujeres asistieran a la Universidad, termina aceptándola y la trata de forma paternal, incorporándola a su círculo más íntimo. Lise  es invitada a reuniones sociales en donde comparte veladas con conspicuos personajes del ámbito intelectual y académico. En uno de esos encuentros conoce al químico Otto Hahn (1879-1968), un joven que había obtenido su doctorado en la Universidad de Marburgo en 1901 y quien la invita a trabajar en sus investigaciones sobre la radioactividad

Acepta la oferta, pero debe laborar en el sótano del edificio, ya que en el Laboratorio no se admitían mujeres, y no recibía sueldo, por lo que sobrevivía con el dinero que le enviaba su familia y haciendo clases particulares. Afortunadamente en el año 1912 es invitada a formar parte del Instituto de Química Kaiser Guillermo, en donde ocupa el cargo remunerado de “física invitada” y con el paso del tiempo dispondrá de su propio laboratorio y se transformará en catedrática de física nuclear de la institución.

La asociación científica con Hahn durará 30 años, y producto de ella surge una serie de descubrimientos que son publicados en las principales revistas científicas. Entre ellos se destaca el hallazgo de un nuevo elemento químico, el protactanio, de número atómico 91, logro que hacen público en el año 1918.

Toda esta fecunda actividad científica le reporta un gran prestigio, y durante las siguientes décadas consolida su posición de investigadora y académica. El Instituto de Química adquiere fama mundial, transformándose en un referente en la disciplina. Pero en esos mismos años Alemania vive una época de gran efervescencia social y política, y en al año 1933 accede al poder el partido Nacional Socialista.  El régimen nazi, con su política antijudía, alterará dramáticamente su apacible vida científica y docente. 
 
El átomo de uranio
Durante la primera mitad de la década del 30, el investigador italiano Enrico Fermi (1901-1954) lidera en Roma una investigación que consiste en bombardear con neutrones, diferentes átomos, y en especial átomos pesados como el uranio. El resultado de sus experimentos desafía al conocimiento de la época, que aseguraba que el núcleo del átomo era indestructible, por lo cual se esperaba que al bombardearlo con neutrones, los elementos pesados darían lugar a nuevos elementos pesados. Incluso Fermi, anunció en algún momento la creación de elementos transuránicos, pero resultó no ser cierto. Lo que en realidad ocurría era algo extraño, cuando se analizaban los restos de las reacciones, aparecían trazas de elementos más livianos, en especial bario.

En Alemania, en el laboratorio Kaiser Guillermo, Otto Hahn, Lise Meitner y el joven doctor en química Frizt Strassmann (1901-1980), reproducen los experimentos del grupo de Roma, y se enfrentan a las mismas incógnitas. También en Francia, un equipo liderado por Irene Curie (1897-1956) y su colaborador Paul Savitch está investigando el fenómeno. Los tres grupos de investigación se encuentran en un callejón, aparentemente sin salida.

Pero llega el año 1938 y la posición de Lise se hace insostenible en Alemania. La política antisemita del régimen nazi ha puesto sus ojos en ella y debe huir con lo puesto. En el mes de julio de ese año, con la ayuda de algunos de sus amigos científicos logra escapar, apenas con un par de maletas. Se dirige primero a Holanda y posteriormente a Suecia, estableciéndose en Estocolmo, abandonando así todo lo que hasta ese momento era su vida.

Sin embargo, a pesar de la lejanía del laboratorio, continúa en contacto con sus compañeros. Después de todo la correspondencia por correo es de un día para otro. Y así, se entera de que los experimentos, repetidos una y otra vez, arrojan los mismos resultados: al bombardear átomos de uranio, se generan secuencias de emisión de radioactividad y finalmente aparecen trazas de elementos más livianos.
 
La fisión nuclear
Lise, ya no está en su laboratorio, pero continúa “trabajando” a la distancia y su mente no descansa. En la navidad de 1938, cuando daba un paseo por la nieve, acompañado de su sobrino Otto Robert Frisch (1904-1979), también físico, se produce el eureka. La explicación es simple, lo que ocurre es que cuando el neutrón impacta al núcleo de uranio éste se divide en dos átomos más livianos, en este caso átomos de bario y kriptón.


Pero el asunto no queda ahí, sucede que al sumar la masa de los átomos resultantes, ésta es ligeramente menor que la del átomo original. ¿Y qué pasa con la masa faltante?, pues esa masa no se pierde, sino que se transforma en energía, y aplicando la ecuación de Albert Einstein e=m*c2, se determina que esa pequeñísima masa faltante, se transforma en una ingente cantidad de energía. Lise y su sobrino, eufóricos bautizaron al fenómeno como fisión, tomando el nombre de la biología que denomina así, a la división celular que se produce en la reproducción asexuada de ciertos organismos inferiores.

En enero de 1939 Otto Hahn y Frizt Strassmann publican en la revista Naturwissenschaften el resultado de su experimento. En él se explica desde un punto de vista químico como al bombardear con neutrones el núcleo de uranio, éste se rompe en dos partes formando elementos más livianos, como el bario y el kriptón. Este artículo también debió ser firmado por Lise, pero Hahn omitió su nombre por temor a que se descubriera que había continuado colaborando con una judía prófuga.

Algunas semanas después Lisa Meitner y Otto Frisch publicaron en la revista Nature la interpretación física del fenómeno en un artículo titulado “Desintegración de uranio por neutrones: un nuevo tipo de reacción nuclear”.

La trascendencia de este descubrimiento remeció al mundo científico, pero también abrió el apetito de los políticos y militares. El mundo estaba a las puertas de una guerra y de inmediato se vislumbró el uso destructivo de la energía contenida en el corazón de la materia. Y efectivamente así ocurrió, durante los años siguientes se desarrolló, a partir de este descubrimiento, la bomba atómica.

Se materializa la injusticia
Mirado en retrospectiva, el descubrimiento de la fisión nuclear  fue el producto de un trabajo colaborativo de muchos años, al cual aportaron de igual a igual Lise Meitner, Otto Hahn y Frizt Strassmann, y por supuesto sin olvidar la contribución de los grupos de Roma y Paris. Sin embargo, las circunstancias se confabularon para que se produjera la injusticia de dejar a Lise fuera del reconocimiento oficial. Cuando el comité de los Premios Nobel decidió reconocer el descubrimiento de la fisión del uranio, se consideró el nombre de Lise, pero finalmente se descartó porque se argumentó que su huida de la Alemania nazi, ocurrida meses antes de los experimentos cruciales, la dejó fuera del hallazgo. Pero, algunos protagonistas (principalmente Strassmann) coinciden en que ella, a pesar de la lejanía, estuvo en contacto permanente con sus compañeros, y no sólo recibiendo reportes de lo que ocurría, sino opinando y sugiriendo cursos de acción.


Sin embargo Hahn, en un actuar injusto, minimizó el trabajo de su compañera, ya que oficialmente señaló que el descubrimiento fue solo producto de experimentos químicos, y que el aporte de Meitner se limitó a dar una explicación física al fenómeno. El comité de los Nobel también descartó a Strassmann, ya que por su juventud sólo se le reconoció un rol de ayudante. Así, el premio Nobel de Química del año 1944, por el descubrimiento de la fisión nuclear, se le entregó en solitario a Otto Hahn. Lise Meitner siempre pensó que está injusticia de fundó en su raza y en el hecho de ser mujer.

Reivindicación.
A pesar de no ganar el premio Nobel, Lise se transformó un personaje querido y popular. Viajó por el mundo dando clases y conferencias, abogando siempre por el uso pacífico de la energía nuclear. Y los reconocimientos oficiales comenzaron a llegar. En 1949 recibió en Alemania la Medalla Max Planck, por su trabajo en la fisión nuclear. Este premio lo recibió junto con Hahn y Strassmann. Posteriormente en el año 1966, ya en el ocaso de vida, obtiene en EEUU el Premio Enrico Fermi, nuevamente compartido con sus antiguos colegas Hahn y Strassmann.

Ya en sus años finales se radica Inglaterra, en donde vive al cuidado de su sobrino Otto Frisch. Fallece el día 27 de octubre de 1968, cuando le faltaban sólo días para cumplir 90 años. Fue sepultada en Bramley (Hampshire) y en su lápida su sobrino grabó el epitafio “Lise Meitner: una física que nunca perdió su humanidad”.

Homenaje póstumo
Con el paso del tiempo su imagen se ha ido desvaneciendo, y actualmente sólo los conocedores de la historia de la ciencia la recuerdan. Pero algunos importantes reconocimientos llegaron después de su muerte. En 1997 se bautizó en su honor al elemento 109 de la Tabla Periódica, el meitnerio. También su recuerdo está en los cielos: con su nombre fueron bautizados un cráter en el planeta Venus, un cráter en la Luna y un asteroide del cinturón principal.

Vaya un sentido homenaje a un ser humano excepcional que a su extraordinario talento intelectual, acompañó siempre una gran humildad, lo que le ayudó a soportar con estoicismo los muchos agravios e injusticias que recibió en vida, tanto por motivos raciales como por el ser mujer.

 
Referencias bibliográficas:

Biografía de la Física; George Gamov; Alianza Editorial (2010)

Historia de las Ciencias vol.2; Stephen F. Mason; Alianza Editorial (2012)

Ideas Revolucionarias en la ciencia vol. 3; Desiderio Papp; Editorial Universitaria (1977)

Meitner: La fisión nuclear; Roger Corcho Orrit; Serie grandes ideas de la ciencia; (2013)

Lise Meitner y el descubrimiento de la fisión nuclear; Ruth Lewin Sime; Revista Investigación y Ciencia; marzo de 1998.

 

3 de enero de 2017

Observatorio Antares en El Mercurio


En la edición del día 30 de diciembre de 2016, apareció en el Diario El Mercurio una nota sobre la oferta de turismo astronómico de Chile. A página completa se  muestra un mapa con los principales Observatorios Astronómicos del país, agrupados por zona geográfica. Y para mi sorpresa, en la Octava Región aparece el Observatorio Antares, el cual construí en el año 2004, para la enseñanza y divulgación de las ciencias del Espacio.











30 de octubre de 2016

Mente y materia



Por Hugo Jara Goldenberg

 
Esta reseña fue publicada en el Diario El Sur, el 30 de octubre de 2016

 
Cuando a principios del siglo XX se produce el derrumbe de La Física Clásica, una de las puntas de lanza de la nueva Física la constituyó la Mecánica Cuántica, un cuerpo de conocimientos que explica cómo funciona el mundo en el nivel de las partículas atómicas. Pero a diferencia de la Teoría de la Relatividad, la otra vertiente de la Física Moderna, la cual fue elaborada por una sola persona (Albert Einstein), la Mecánica Cuántica fue el resultado del trabajo mancomunado de muchas mentes, de entre las cuales sobresale el científico austríaco Erwin Schrödinger (1887-1961), quien por sus aporte fundamental a esta disciplina recibió el Premio Nobel de Física en el año 1933.

Pero Schrödinger fue un científico atípico ya que, a diferencia de sus colegas, cultivó disciplinas que sobrepasaban los límites de la ciencia dura. Más allá del laboratorio y las matemáticas también leía con devoción literatura clásica y poesía, era asiduo al teatro, exploró el misticismo hindú, durante años estudió en profundidad a los filósofos de todas las épocas, cuando el tiempo se lo permitía dibujaba y esculpía, y de su pluma surgieron diversos libros de divulgación científica y otros en los que expuso su visión humanista de la ciencia.

De entre sus textos se destaca “Mente y materia”, publicado por primera vez en 1956, en el cual explora el siempre controversial tema de la naturaleza del binomio cerebro-mente. Dada su rigurosa formación científica y profunda vocación humanista, en el libro presenta las bases físicas y biológicas de la vida, pero también especula acerca de la esencia del pensamiento y el comportamiento humano. Muestra los procesos biológicos que provocan la mente y al mismo tiempo plantea la inquietante pregunta de si la conciencia, que es la capacidad humana de ser consciente de su propio yo, podrá ser capaz de trascender al cerebro físico en la cual se manifiesta.

El libro es controversial, ya que mezcla conceptos e ideas propias de ciencia ortodoxa, con especulaciones de una vertiente más espiritual, provenientes de la religión y las doctrinas hinduistas.

A pesar del tiempo transcurrido desde su publicación, podemos constatar que el libro se mantiene plenamente vigente ya que nos permite no solo conocer mejor el funcionamiento de la mente humana, sino que también reflexionar acerca de la necesaria convergencia que debería existir entre la razón y el pensamiento espiritual. (HJG)
 
 

19 de junio de 2016

Desarrollo Sustentable






Por Hugo Jara Goldenberg

Esta reseña fue publicada en el Diario El Sur, el 19 de junio de 2016



Gracias al desarrollo de la ciencia y la tecnología, la especie humana ha impuesto su dominio sobre la naturaleza y en pleno siglo XXI, después de centurias de desarrollo sostenido, hemos alcanzado estándares de confort material y calidad de vida, inimaginables para generaciones anteriores.
Pero en aras del desarrollo material, la especie humana no ha tenido escrúpulos y de manera sistemática ha intervenido y depredado al entorno natural, generando una situación de consecuencias insospechadas, que eventualmente puede incluso amenazar la supervivencia de la propia humanidad.

Desde el mundo académico han surgido voces llamando a revertir esta situación y en el año 1987, en el seno de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de la ONU, surge el concepto de “Desarrollo sustentable”, que intenta definir la forma como se debe enfrentar el progreso, pero considerando y respetando las aristas sociales, económicas y medioambientales involucradas en ese proceso.
Y precisamente desde el ámbito de la academia surge el libro “Desarrollo Sustentable; Miradas interdisciplinarias de experiencias en Chile y Brasil”. Se trata de una compilación de trabajos científicos presentados en un congreso científico realizado en la Universidad de Concepción en marzo de 2015, con el patrocinio de la Universidad de Sao Paulo, Brasil. Los textos fueron seleccionados por los académicos de la Universidad de Concepción, Doctores Ricardo Barra R. y Jorge Rojas H.
Los trabajos incluidos en este libro fueron elegidos por presentar una visión distinta de este urgente problema mundial, y que además por provenir desde el ámbito universitario,  no sólo son importantes desde la perspectiva de la investigación científica, sino que también por mostrar, entre otras acciones, la forma como los centros de educación superior, en su quehacer diario, efectivamente contribuyen al desarrollo sustentable, por medio de acciones concretas tales como el manejo de sus residuos, la medición de su huella de carbono o el manejo de sus áreas verdes.
El libro permite entender que el desarrollo sustentable es por su naturaleza una acción interdisciplinar, y que involucra aspectos tan diversos como la conformación de las ciudades, la gestión pública y por supuesto a cómo educar a los futuros profesionales, para vivir y trabajar en una sociedad con más humanidad.



7 de junio de 2016

A 80 años del épico vuelo de Franco Bianco


 
Por Hugo jara Goldenberg
Cuando se viaja hacia Punta Arenas en la comodidad de un vuelo comercial, cuesta imaginar lo difícil que fue la apertura de esa ruta aérea, y muy pocos conocen o recuerdan a los pioneros y visionarios tanto civiles como militares que, muchas veces al costo de sus propias vidas, establecieron los cimientos de esta conexión al extremo austral de nuestro país.

Entre aquellos pioneros se destaca el aviador civil y oficial de reserva de la Fuerza Aérea de Chile (Fach) Franco Bianco (1909-1964), un puntarenense, hijo de inmigrantes italianos, que el 7 de junio de 1936, unió en un épico vuelo de manera directa a Punta Arenas con Puerto Montt.
Franco Bianco desde muy joven se enamoró de la aviación, pero en el avión no sólo vio un medio con el cual materializar el ancestral sueño del vuelo, sino que también lo consideró como el elemento que permitiría terminar con el asfixiante aislamiento que sufría la región magallánica.
Siendo un niño, posiblemente fue testigo del primer vuelo realizado en Punta Arenas por el piloto Luis Omar Page (año 1914) y del primer cruce en vuelo sobre el Estrecho de Magallanes, efectuado por David Fuentes Sosa, en el Blériot 80 HP bautizado “Talcahuano” (año 1916).  Pero sí supo de primera fuente de las aventuras de los aviadores alemanes Gunther Plüschow (1886-1931) y Ernst Dreblow (1892-1931), quienes entre los años 1928 y 1931 exploraron la región magallánica en el avión biplano Heinkel HD-24  Tsingtao”, también conocido como el “Cóndor de Plata”.
Motivado por la labor de los exploradores alemanes trágicamente fallecidos el año 1931 al precipitarse a tierra su aeronave, decide hacer el curso de vuelo, obteniendo su brevet de piloto en 1933, y dada su condición acomodada compra en Inglaterra un avión que causaba furor en las competencias deportivas del viejo continente. Se trataba de una aeronave Miles Hawk Major la que por sus excelentes características de vuelo daría origen a un exitoso linaje que derivaría en el famoso entrenador Miles Magister, en el cual se formaron muchos de los pilotos que volaron con la RAF durante la Segunda Guerra Mundial.
El avión Miles Hawk Major adquirido poseía estructura de madera y era propulsado por un motor de Havilland Gipsy Major de 130 HP.   La aeronave llegó embarcada a Punta Arenas a principios del año 1936 y fue bautizada con el nombre de “Saturno”. Después de armar y poner en vuelo al avión, su flamante propietario comenzó de inmediato las pruebas de largo aliento, adentrándose en los territorios explorados por los aviadores alemanes, dotando para ello a su aeronave de un estanque de combustible extra para aumentar la autonomía, así como de un mejor compás de navegación.
El vuelo
Franco Bianco comenzó a acariciar la idea de unir en vuelo a Punta Arenas con el centro del país, hasta Santiago, al conocer en detalle el trabajo exploratorio realizado por el piloto alemán Plüschow y su copiloto y mecánico  Dreblow, quienes sobrevolaron, fotografiaron, grabaron en película y cartografiaron amplios territorios australes, incluida Tierra del Fuego, el Cabo de Hornos, la cordillera de Darwin y la zona de las glaciares y hielos.  Esta valiosa información le permitió al joven piloto magallánico determinar la mejor ruta para realizar su anhelada travesía, y que debía ser por sobre los Andes patagónicos.
Por lo tanto, una vez recibido su avión comenzó de inmediato la preparación del raid, no descuidando ningún detalle. Considerando que el tramo Punta Arenas-Puerto Montt, con una distancia de 1300 km debía ser en vuelo directo, no solo debía trazar la ruta a seguir, sino que además determinar los puntos de no retorno y posibles lugares de aterrizaje de emergencia, tarea en extremo difícil dada la complicada geografía de la zona austral.  También debía considerar otros factores, tales como la alimentación, elementos de supervivencia y la vestimenta, ya que por ser su avión de cabina abierta, debió dotar a su "traje de vuelo" de calefacción eléctrica.
Debido a que el elemento fundamental para el éxito de la misión lo constituía el factor meteorológico, estaba en contacto directo con el personal del aeródromo y Base Aérea de Bahía Catalina, ubicada 6 km al noreste de Punta Arenas, quienes lo mantenían al tanto de los rudimentarios pronósticos del tiempo que existían en esa época.
Y el día esperado llegó, el día 6 de junio la predicción climática indicaba que el tramo a Puerto Montt estaría con buenas condiciones, por lo que tomó la decisión de iniciar el vuelo en la jornada siguiente. Así, el día domingo 7 de junio de 1936, a las 7:22 am en oscuridad total despega desde el aeródromo de Bahía Catalina. Lo acompañaban unos pocos amigos, quienes encendieron dos antorchas para iluminar el umbral de la pista.
De inmediato pone rumbo norte y se ajusta a la trayectoria tantas veces ensayada. Bajos sus alas pasan Las Torres del Paine, Campos de Hielo, el Monte Fitz Roy, los Lagos O’Higgins, Cochrane y General Carrera.  Pero cuando aún no ha cubierto la mitad del trayecto se hacen presentes los imponderables meteorológicos. La lluvia, techos de nubes bajos y reducida visibilidad, lo obligan a constantes cambios de rumbo y finalmente a “ratonear” a baja altura sobre el mar, hasta llegar a Puerto Montt y aterrizar en la base Aérea de Chamiza a las 17:15 hrs.  De inmediato, por comunicación radiofónica, se informa del feliz acontecimiento a Punta Arenas, en donde sus familiares y amigos estallan en júbilo.
El tramo más difícil había sido cumplido en 9:53 horas de vuelo, y ahora correspondía continuar a Santiago. Lo intentó al día siguiente pero el mal tiempo se lo impidió. El 9 de junio, por fin pudo llegar a la capital y terminar el raid, en un vuelo que resultó menos complicado que el anterior, ya que para la navegación utilizó como referencia la línea férrea, aterrizando finalmente en el aeródromo de Los Cerrillos en el atardecer de aquel día.
La recepción fue triunfal e incluso en los días posteriores fue invitado al palacio de Gobierno por el Presidente de la República Sr. Arturo Alessandrí Palma, audiencia a la que acudió acompañado por el entonces Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile (Fach), el General Diego Aracena.
Pero Bianco estaba ansioso por regresar con los suyos,  y decidió volver a su ciudad natal volando a través de territorio argentino, por ser aquella una ruta mucho más segura. Para ello solicitó los permisos respectivos y el día 27 de junio cruzó la Cordillera de los Andes, a la altura de Cristo Redentor, y comenzó un largo periplo por diversas ciudades y localidades trasandinas. Finalmente, a las 15:45 el día 8 de julio de 1936 aterrizó en el punto de partida de su aventura,  el aeródromo de Bahía Catalina de Punta Arenas.
El recibimiento fue apoteótico, la ciudad se desbordó, caravanas de automóviles, arcos de triunfo, el vitoreo de las multitudes, discursos oficiales, condecoraciones y muchas otras manifestaciones recibieron al valiente aviador. Lo logrado por este joven puntanerense caló profundo en el orgullo magallánico que vio en esta gesta una reivindicación a sus anhelos de integración al resto del territorio nacional.
Consecuencias del vuelo
Al leer la crónica del vuelo, cuesta imaginar las dificultades y peligros que tuvieron que enfrentar este intrépido piloto y su frágil avión. La ruta seguida para llegar a Puerto Montt es una de las más difíciles del mundo, dadas las extremas, impredecibles y siempre cambiantes condiciones climáticas. En esos lugares el paisaje es paradisíaco pero el clima es infernal, y cuando las fuerzas de la naturaleza se desatan, no hay aeronave que resista, y esta dramática realidad la atestiguan los innumerables accidentes aéreos que han ocurrido en esa zona del país.
 Actualmente los pilotos que vuelan comercialmente esa ruta lo hacen en modernos y seguros aviones a reacción y poseen innumerables ayudas, tales como radiofaros, aerovías, señales de aproximación a los aeropuertos, ayudas de las Torres de Control y certeros pronósticos meteorológicos, y dentro del avión disponen de muchos instrumentos que le permiten en cada momento conocer la posición exacta de su aeronave, además de volar a una altitud tal que los pone a resguardo de las mayoría de los fenómenos atmosféricos. Pero Franco Bianco no poseía nada de aquello, volaba a muy baja altitud en un pequeño avión de madera, monomotor y ni siquiera llevaba una radio a bordo, lo cual permite valorar aún más su hazaña. Incluso, los historiadores aeronáuticos están de acuerdo en que el vuelo del puntarenense fue más complicado y peligroso que el primer cruce en solitario del Océano Atlántico realizado por Charles Lindbergh en el año 1927.
El vuelo de Bianco fue noticia nacional e internacional y cumplió con el objetivo que buscaba el piloto: crear conciencia acerca del aislamiento que sufrían las regiones extremas del país, en especial la zona magallánica. Paro aun así, debió transcurrir una década hasta que se pudiera establecer la primera línea comercial con vuelos hacia Punta Arenas, cuando en el año 1946 la Línea Aérea Nacional (LAN), inició sus operaciones regulares en material Lockheed 10A Electra y Douglas DC3.
El avión Miles Hawk Major “Saturno”, matrícula CC-FBB, continuó volando durante mucho tiempo, e incluso en el año 1937 viajo en él como pasajero el reconocido sacerdote, explorador y fotógrafo Alberto DeAgostini.  Actualmente esta noble aeronave se encuentra en exhibición en el Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio, ubicado en el ex Aeródromo de Los Cerrillos en Santiago, en donde puede ser visitada por la ciudadanía.
 El piloto civil Franco Bianco, una vez consumada la hazaña, fue aclamado y recibió el reconocimiento de las máximas autoridades del país, así como innumerables homenajes y premios nacionales e internacionales,   pero con el paso del tiempo su figura ha sido olvidada.   Al conmemorar los 80 años de su trascendental vuelo, se presenta la oportunidad de que sea nuevamente reconocido por la ciudadanía, ya que él y su gesta constituyen un extraordinario ejemplo de heroísmo civil, y su raid permanecerá en el recuerdo como uno de los vuelos épicos de la historia aeronáutica nacional. 

 

Avión Miles Hawk Major "Saturno", en el Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio (Foto MNAyE)



 


Referencias bibliográficas:

Plüschow y Dreblow: águilas alemanas en el cielo austral”; Mateo Martinic; FantásticoSur Editorial, (2008)

El Comodoro Arturo Merino Benítez”; Alfonso Cuadrado Merino; Editorial Fuerza Aérea de Chile (1984)

Historia de la Fuerza Aérea de ChileTomo II; Varios autores; Editorial de la Fuerza Aérea de Chile (2001)

Revista de la Fuerza Aérea de Chile, Enero-Febrero-Marzo 1960

 

Sitios Web:




9 de mayo de 2016

El tránsito de Mercurio


Por Hugo Jara Goldenberg

El tránsito es el paso de un planeta por delante del Sol, visto desde la perspectiva terrestre. En el caso del tránsito ocurrido hoy, fue el planeta Mercurio el que se desplazó lentamente sobre la superficie del Astro Rey.

Los tránsitos solo son posibles para los planetas Mercurio y Venus, ya que ellos se encuentran más cerca del Sol que la Tierra. Durante siglos pasados estos fenómenos fueron muy importantes para determinar las dimensiones del Sistema Solar, fundamentalmente para el cálculo de la Unidad Astronómica, que corresponde a la distancia hay que hay entre la Tierra y el Sol.

En el caso del tránsito de Mercurio, éste ocurre cuando la Tierra, Mercurio y el Sol quedan alineados y este fenómeno se presenta en mayo o en noviembre, pero no de todos los años. El tránsito anterior ocurrió el día 8 de noviembre de 2006 y el próximo será el 11 de noviembre de 2019. Durante el Siglo XXI ocurrirán 14 tránsitos de este planeta.


Estudiando los tránsitos de Mercurio, se descubrió una anomalía en su órbita conocida como el desplazamiento del perihelio de Mercurio, el cual sólo pudo ser explicado por Albert Einstein en el año 1915, cuando enunció su famosa Teoría de la Relatividad General. Hace un tiempo, escribí en este Blog un artículo sobre este tema, titulado El Planeta Mercurio y la Teoría de la Relatividad General.

Las siguientes fotos del Tránsito de Mercurio de hoy 9 de mayo de 2016, fueron obtenidas desde el Observatorio Astronómico Antares, a través de un telescopio Celestrón modelo Celestar 8", provisto de filtro solar de mylar, y utilizando una cámara CDD Meade “Deep Sky Imager”.


Lamentablemente el cielo estaba cubierto, y solo a ratos fue posible observar la superficie del Sol, pero siempre con bandas de nubes. De todas las fotos tomadas, rescato las siguientes, en donde es posible observar al escurridizo Mercurio en el lado izquierdo de las tomas.















8 de mayo de 2016

Masones & Libertadores, el amanecer de la República


 
Por Hugo Jara Goldenberg 
Esta reseña fue publicada en el Diario El Sur, el 8 de mayo de 2016

Con frecuencia se cuestiona la validez de la historia que aprendimos en el colegio, acusándola de ofrecer un relato, a lo menos incompleto, cuando no erróneo, de los hechos pretéritos. Esta circunstancia ha dado espacio para el surgimiento de un nuevo tipo de literatura que ha ganado mucha popularidad por ofrecer una versión renovada del pasado, mostrando el lado “B” de los hechos y sus protagonistas. Apostando a este juego con la historia ha llegado a las librerías la novela “Masones & Libertadores: El amanecer de la República” del abogado Waldo L. Parra, (Editorial Planeta, 2016).
En un relato que atrapa por su dinámica, y que transcurre a principios de siglo XIX, se muestra el actuar de algunos de los personajes que posibilitaron los procesos de independencia de las colonias americanas de España. Desfilando por las páginas de esta novela vemos a varios conocidos, entre ellos a Francisco de Miranda, Simón Bolívar, José Miguel Carrera, Carlos María de Alvear y el almirante Lord Cochrane, entre otros. Pero lo que es novedoso, es el conocer que muchas veces su actuación no se condice con el relato de la historia oficial. 
La propuesta del autor es que el quehacer de algunos de esos personajes, estuvo condicionado por sus nexos con la masonería inglesa, que representando a los intereses de la corona británica, movió sus tentáculos para lograr arrebatar las colonias de América a los españoles. En el relato se destaca Francisco de Miranda, un veterano general que soñaba con la emancipación americana y que fue clave en el adoctrinamiento de los jóvenes criollos que viajaban a la península ibérica a educarse, introduciéndolos en el pensamiento de la ilustración y en los ideales de la libertad y la república, elementos necesarios para dar inicio a los procesos de independencia.  Pero lo que es controversial es el actuar de José de San Martín quien, según la hipótesis que plantea el autor, habría sido parte de una conspiración urdida desde Londres para, a través de los procesos libertarios en Hispanoamérica, posibilitar una posterior influencia insular en las excolonias españolas. 

     El autor ha señalado que esta novela constituye la primera entrega de una trilogía que en forma novelada da una mirada renovada a diferentes hechos históricos.