26 de agosto de 2007

Afganistán en llamas

La novela “Cometas en el cielo” nos ofrece una visión descarnada de lo que ocurre en una de las regiones más convulsionadas del planeta. Y lo logra a través de la historia de dos niños que, aunque compañeros de juegos y aventuras, se encuentran separados por infranqueables barreras sociales y religiosas.

Por Hugo Jara Goldenberg

Publicado en el diario El Sur, el 26 de agosto de 2007.
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Al escuchar hablar de Afganistán, probablemente lo primero que se nos viene a la mente es la imagen de un país en guerra, azotado por el terrorismo, con secuestros, asesinatos y la omnipresencia del fundamentalismo religioso de los talibanes. Poco espacio queda para evocar aquellos territorios exóticos y misteriosos, llenos de tradición e historia y poseedores de una cultura milenaria.

Definitivamente Afganistán es un país desconocido, pero su lejanía, más que por la distancia física, se explica por poseer una cultura muy distinta a la nuestra. Y una excelente oportunidad de conocer más acerca de esta nación, lo constituye la lectura de la novela “Cometas en el cielo” (Ediciones Salamandra, 2007) de Khaled Hosseini, un escritor afgano que actualmente reside en EEUU.

El relato se inicia en el año 1975, cuando Afganistán vive sus últimos días de tranquilidad y comienza a experimentar cambios políticos y sociales que, en poco tiempo, transformarán de manera radical la vida de sus habitantes. En una narración en primera persona, conoceremos la historia de Amin, un niño de doce años, de clase acomodada y su especial amistad con Hassan, su compañero de travesuras y juegos infantiles, quien es el hijo del empleado de la casa. El niño protagonista, huérfano de madre, vive solo junto a su padre, un acaudalado comerciante. La relación entre padre e hijo no está exenta de dificultades, ya que el niño manifiesta intereses que no concuerdan con las aspiraciones de su progenitor.

La trama se desarrolla en Kabul. Allí los protagonistas ven transcurrir los días entre las diversiones y responsabilidades propias de los niños de su edad. A los deberes escolares de uno y las tareas domésticas del otro, se sobreponen aquellas inolvidables aventuras infantiles y por supuesto los juegos. Entre éstos se destacan las competencias de cometas, una actividad lúdica invernal, tradicional de esa sociedad, y que marcará para siempre la vida de ambos. Pese a triunfar en el último campeonato de volantines, Amin ya no volverá a estar tranquilo con su conciencia, y su compañero no volverá a sonreír.

Sin embargo, a pesar de compartir las inevitables alegrías y penas de la existencia, los niños están separados por barreras insalvables. Amin es un pashtún, mientras que Hassan es un hazara; uno es sunita, el otro chiíta; uno es el patrón, el otro sólo un sirviente. Pero este último, pese a su inferioridad social y algún defecto físico, le da a su amigo una profunda lección de humanidad que lo acompañará por el resto de su vida.

Grandezas y miserias

Cuando, a fines de 1979, los soviéticos invaden Afganistán todo cambia dramáticamente. Amín y su padre huyen de su país y se radican en EEUU. Ahí deben comenzar una nueva vida, realizando trabajos que no se condicen con su antiguo estatus. El joven afgano completa sus estudios y comienza a incursionar en la literatura, talento que ya manifestaba de pequeño cuando escribía breves relatos y leía cuentos a su amigo analfabeto.

En el país de las montañas, en tanto, los talibanes se hacen del poder, instaurando un régimen de opresión y terror. Al implantar la ley islámica y adoptar una política anti-chiita, los hazaras son blanco de las peores atrocidades y Hassan lo paga muy caro.

En EEUU, la cómoda existencia del protagonista sufre un vuelco cuando recibe una inesperada llamada telefónica de parte de un antiguo amigo de su padre, quien lo conmina a volver de manera urgente a esos convulsivos territorios. Antes de viajar, Amín da un paseo por un parque y observa el vuelo de un par de volantines. Esa visión lo lleva a evocar recuerdos perdidos en su infancia, cuando en una competencia de cometas, por cobardía, traicionó a su leal compañero de juegos.

El viaje de vuelta a su lejano país, que es también un retorno al pasado, se transforma en una instancia de redención, la oportunidad precisa para reparar los daños causados. Después de todo, la vida siempre da una oportunidad de “volver a ser bueno”.

Khaled Hosseini, el autor, es médico de profesión, e incursiona por primera vez en este género literario. Y sin lugar a dudas que su obra tiene algo de autobiográfico, ya que al igual que Amin, él también vivió su niñez en Kabul y huyó, junto a su familia cuando el país comenzó a vivir las convulsiones sociales que derivaron en las condiciones de violencia actuales.

La novela nos cuenta una historia apasionante y sobrecogedora, que junto con permitirnos conocer mejor la geografía y cultura de Afganistán, nos lleva en un viaje revelador al interior del alma, útil para confirmar, una vez más, la grandeza, y también las miserias de la condición humana.

1 comentario:

Gloria Vidal dijo...

Hugo, Me encanto es te libro y lo que mas me emociono, justamente fue la constatacion de las grandezas y miserias humanas. Buen articulo