11 de agosto de 2006

El pergamino de la seducción (21 agosto 2005)

La historia oficial cuenta que la reina Juana de Castilla, hija de los Reyes Católicos Fernando e Isabel, enloqueció por el amor a su esposo Felipe el Hermoso. A la muerte de su madre, y a causa de su trastorno mental no pudo asumir el trono, siendo reemplazada primero por su conyuge, luego por su padre y finalmente por su hijo, el rey Carlos I de España y Emperador Carlos V de Alemania.

Por Hugo Jara Goldenberg

Publicado en el diario El Sur, el 21 de agosto de 2005.

¿Estaba la Reina Juana mentalmente impedida de asumir sus altas funciones o fue víctima de una siniestra maquinación tendiente a alejarla del poder?. La novela histórica “El pergamino de la seducción” intenta responder a esta pregunta. La trama se desarrolla en el presente, pero evocando al pasado. Los protagonistas son Manuel, un profesor universitario, especialista en Historia del Renacimiento en España, y Lucía, una joven de 17 años, huérfana, que está terminando el colegio en un internado de monjas, y que tiene un gran parecido físico con el personaje histórico. Para Manuel, la Reina Juana de Castilla es casi una obsesión y tratar de conocer su verdad quizá sea su mayor aspiración como historiador. Conoce los acontecimientos, las fechas, en fin, todos los antecedentes objetivos, pero para llegar a la verdad completa necesita explorar incluso los sentimientos más íntimos de la Reina, pero ¿cómo lograrlo? Aquí interviene Lucía, ella al escuchar los relatos de Manuel, es capaz de evocar y traer al presente a Juana de Castilla.

En una atmósfera envolvente podemos escuchar, en primera persona, cómo la Reina va contando su versión de los trágicos acontecimientos que marcaron su vida. A través de su relato nos sumergimos en el Renacimiento español, un período histórico que en la península ibérica tuvo características tan propias y particulares, que se vivió de manera muy diferente a como lo imaginamos al evocar románticamente esa época, pensando en las cortes y repúblicas italianas de los siglos XV y XVI. En este escenario Juana nos cuenta que fue la tercera de los hijos de los Reyes Católicos, y se la educó como una princesa culta. Su preceptora fue Beatriz Galindo, la famosa docente y humanista, quien junto con enseñarle latín y lenguas romances, la introdujo en la filosofía aristotélica.

Juana nunca pensó en ser reina, para la sucesión fueron preparados sus dos hermanos mayores, quienes lamentablemente morirían muy jóvenes. Cuando Juana cumplió 16 años fue entregada en matrimonio al archiduque de Austria Felipe el Hermoso, para ello debió viajar a Flandes, en donde vivió durante muchos años. De vientre fecundo, dio a luz 6 hijos, todos los cuales llegarían a ser reyes o reinas. Las constantes correrías e infidelidades de su esposo y el hecho de que la apartaran de sus hijos pequeños, para ser educados en la Corte flamenca, le acarrearían sus primeras crisis de carácter, que más que señales de locura, deben ser entendidas como muestras de desesperación e impotencia. Estados emocionales que a la luz de la psiquiatría moderna pueden ser interpretados como cuadros depresivos.


Inteligente y culta

La muerte de la reina Isabel la Católica, en 1504, marcó el punto culminante de su trágico destino, no sólo por haber perdido a su madre, sino porque fue proclamada reina de Castilla. Como su interés por el trono era inversamente proporcional a la ambición y ansias de poder de quienes le rodeaban, a partir de ese momento su vida se transformó en un calvario. Su esposo, su padre y posteriormente su hijo, el rey Carlos I, se empeñaron en provocarla para que explotara emocionalmente. Esa era la forma que ella tenía de rebelarse contra la represión y los abusos, pero era también la justificación para declararla demente y alejarla del poder. En 1509 fue llevada a Tordesillas, en donde permaneció encerrada y aislada del mundo durante 46 años, hasta su muerte en 1555. Aunque en vida siempre fue reconocida como la reina Juana de Castilla y en todos los documentos y provisiones reales su nombre figuraba en primer lugar.

La novela se puede clasificar como histórica contemporánea; a la ficción de la parte contemporánea, en donde, como en toda novela que se precie de tal, más de un personaje oculta un secreto que sólo se revelará al final, se contrapone la vertiente histórica, en la cual toda la información que aparece sobre Juana de Castilla y su época, es real y ha sido obtenida de la amplia bibliografía existente.

La autora es la poeta y escritora nicaragüense Gioconda Belli, quien al final del libro explica que el objetivo principal de su novela es reivindicar el nombre y la figura de una mujer a quien la historia oficial estigmatizó injustamente como demente. Juana de Castilla fue una mujer hermosa, inteligente y culta, pero que, producto de las circunstancias históricas en que le correspondió vivir, terminó sucumbiendo a las intrigas, ambiciones y traiciones de la Corte, en donde todos, incluidos sus familiares más cercanos, no dejaron nunca de conspirar en su contra.
(Seix Barral Novela Histórica, abril 2005)

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